Abarcar a cada persona en su integralidad


Con la Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II, Benedicto XVI reiteró que el desarrollo que toda nación aspira debe abarcar a cada persona en su integralidad y no sólo en el crecimiento económico. Convicción que debe asumir una voluntad de acción eficaz y concreta. Experiencias como el microcrédito y las iniciativas para crear asociaciones equitativas, muestran que es posible armonizar los objetivos económicos con los principios sociales, la gestión democrática y el respeto por la naturaleza. No podemos olvidar la importancia de ennoblecer y promover el trabajo manual y la agricultura: “Allí se puede encontrar una verdadera ayuda que, puesta en obra en ámbito local, nacional e internacional, tiene en cuenta la unicidad, el valor y el bien integral de cada persona. La calidad de las relaciones humanas y la distribución de los recursos son la base de la sociedad, permitiendo que cada uno tenga su legítimo lugar y que viva con dignidad en conformidad con sus aspiraciones” dijo en la misma ocasión Benedicto XVI.


Sin olvidar que para el fortalecimiento los cimientos humanos de la realidad socio-política, debemos estar atentos a otro tipo de miseria, es decir la pérdida de valores espirituales y de Dios –pues este vacío hace que sea más difícil discernir entre el bien y el mal, así como, y la superación de los intereses personales para favorecer el bien común– el Santo Padre recordó que todo ello lleva también a que se sigan ciertas corrientes de moda y a que, evitando el esfuerzo de reflexión y de crítica, muchos jóvenes en busca de un ideal, recurran a paraísos artificiales que los destruyen. Adicciones, consumismo, materialismo y bienestar no llenan el corazón del hombre, que ha sido hecho para lo infinito: Porque la mayor pobreza es la falta de amor. En las angustias, la compasión y la escucha desinteresadas son un consuelo. Aun sin grandes recursos materiales, es posible ser felices. Vivir simplemente en armonía con lo que creemos, debe seguir siendo posible, y aumentar cada vez más. Animo todos los esfuerzos emprendidos, en particular, en favor de las familias. Teniendo en cuenta, además, que la educación debe velar por la dimensión espiritual porque ‘El ser humano se desarrolla cuando crece espiritualmente’ (Caritas in veritate, 76). Y este tipo de educación ayuda a construir y fortalecer los vínculos más auténticos, puesto que abre a una sociedad más fraterna, que ayuda a construir.



11:09:00 a.m.

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