Sin embargo, este sentimiento de pesar se compensa muy fuertemente por la vivencia de auténtica fe vivida estos días en la Facultad. Ha sido verdaderamente emocionante ver a numerosos alumnos, jóvenes de esta juventud tantas veces despreciada, haciendo guardia ante la capilla durante el día o a la puerta de la Facultad durante la noche, para acompañar al Santísimo que había quedado encerrado en la capilla tras su cierre.
No menos emocionante ha sido la celebración de la Santa Misa, en un ambiente de fervor y de alegría que expresaba claramente cómo esos jóvenes eran conscientes de que estaban asistiendo a la rememoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, acompañándole en su sufrimiento y con la esperanza de la Resurrección, y todo ello, con un espíritu de caridad, amor y perdón hacia quienes estaban propiciando el cierre de la capilla, digno de lo predicado por el mismo Jesucristo, alejando todo sentimiento de odio, venganza o revanchismo, haciendo palpable la enseñanza de Cristo pidiendo perdón para quienes le crucificaban.
Que la capilla sea una u otra es lo de menos, no dejan de ser paredes. Lo importante es lo que está dentro, y no me refiero sólo a la presencia de Dios, sino a la fuerza espiritual de quienes a ella acudimos y que ha salido reforzada y acrecentada tras estos días. Sólo cabe agradecer al Señor esta experiencia por lo que de refuerzo de la Fe nos ha supuesto a todos los que hemos estado allí presentes.
Jesús Cantera Montenegro
Profesor de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM

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