La Mare de Déu de la Mercè y la alcaldesa Colau

Salvador Aragonés

El día 2 de agosto de 2018 se cumplirán  los 800 años de la aparición de la Mare de Déu de la Mercè al sant Pere Nolasc, quien fundó 10 días después la Orden de los Mercedarios, que tiene como finalidad redimir a los cristianos cautivos por los musulmanes y que estaban en el Norte de África (releer Los Baños de Argel, de Miguel de Cervantes). Muchos religiosos liberaron a cautivos cambiándose por ellos, y también fueron utilizados el oro y la plata venidos de América para pagar los rescates de los cautivos hechos por las incursiones en las costas catalanas de los musulmanes.

 

Sant Pere Nolasc fue ayudado con decisión en su fundación por el rey Jaume I, y por el gran jurista medieval, sant Raimon de Penyafort, cuya ayuda fue decisiva a la hora de expansionar la orden mercedaria por la península. Los mercedarios preparan ya ahora el VIII Centenario de sant Pere Nolasc. La Virgen es patrona de la ciudad de Barcelona desde el siglo XIII. La Orden de la Virgen de la Merced tiene también un nombre de mujer muy catalana: la primera religiosa mercedaria, santa María de Cervelló, venerada, como sant Pere Nolasc, en la actual Basílica de la Mercè de Barcelona.

 

El arraigo de la devoción a la Mare de Déu de la Mercè de los barceloneses no cesó desde entonces. Se construyó una iglesia gótica y con una imagen gótica de la virgen del siglo XIV atribuida a Pere Moragues.

 

La devoción a la Virgen se propagó por América, Francia, Italia y otros países europeos y el Papa Inocencio XII extendió el culto para toda la Iglesia católica en 1686, al tiempo que estableció su fiesta el día 24 de septiembre. Tan extendida es la devoción a Nuestra Señora de las Mercedes, como se dice en lengua castellana, que hay centenares de poblaciones en todo el mundo que la tienen como patrona y celebran su fiesta mayor el 24 de septiembre.

 

Por ejemplo, es patrona de la República de Santo Domingo, y en España la tienen como patrona Cádiz y Jerez de la Frontera, entre otras localidades. Y es muy verada en Tucumán (Argentina) y en todo Perú, hasta el punto de ser “Generala y Gran Mariscala de las Fuerzas Armadas del Perú”, como lo es de las fuerzas armadas de Argentina y Ecuador. Patrona de la juventud de Potosí, y la Virgen de las Mercedes es honrada en el antiguo templo de La Habana, uno de los más importantes de Cuba. También es patrona de numerosos templos en Venezuela, Panamá, Méjico, Estados Unidos, Nicaragua, Filipinas, Chile, Italia (concretamente en Roma la iglesia está en la misma Piazza della Fontana di Trevi, en el corazón de la ciudad).

 

Ocho siglos de historia, con todos los avatares que esto representa, además de la extensión geográfica de la devoción y protagonismo popular de esta Virgen, sobre todo por tierras hispanas, dan para escribir muchas historias.

 

Barcelona tiene a esta Virgen como patrona desde el siglo XIII, y siempre los ayuntamientos han acudido a su patrona para resolver los grandes problemas de cada época como la peste, el asedio del 1714, en que la Virgen fue nombrada “Generala” para hacer frente a las tropas de Felipe V y otras muchas. El día 24 de septiembre ha sido una fiesta popular, que tiene como centro a su patrona la Mare de Déu de la Mercè, nombrada también “Princesa de Barcelona”, título reconocido en una sardana famosa. 

 

El gran arquitecto e historiador Joan Bassegoda Nonell, fallecido el año 2012, escribió que “La Fiesta Mayor de Barcelona es precisamente la fiesta de la Merced y el oficio en la Basílica su acto capital”. El que suscribe escuchó con qué claridad y sabiduría exponía la historia de la actual Basílica de la Mercè, del siglo XVIII.

 

O sea que “les festes de la Mercè” no son solo “balls de diables”, cohetes, correfocs, piromusicales, conciertos y otras diversiones modernas. La base de esta fiesta patronal está en la Basílica de la Mercè, donde desde muchísimos años, el Barça y los equipos deportivos de la ciudad ofrecían sus trofeos a su patrona.

 

En otras palabras, la misa de la Mare de Déu de la Mercè, el 24 de septiembre, no es un acto solo religioso, sino institucional, y por ello quitarlo del programa oficial de las fiestas no solo parece un despropósito, sino una falta grande de ignorancia de lo que ha sido la historia de la ciudad de Barcelona en los últimos 800 años.

 

La alcaldesa Ada Colau, que tiene 11 concejales sobre 41 en el Ayuntamiento de Barcelona, no puede borrar de un plumazo 800 años de tradición. Es cierto que ella no es creyente y que no le gusta ir a la Basílica. Tampoco le gusta estar en los actos públicos cuando viene el rey Felipe VI, y está, como en la entrega de despachos en la Escuela Judicial de Barcelona, o cuando otros huéspedes ilustres –aunque poco gratos a Ada Colau—visitan la Ciudad Condal.

 

Cuando se es una institución como es una alcaldesa, se representa a toda una ciudad, y no solo a la parte. La Mare de Déu de la Mercè es origen y raíz de la Festa Major de Barcelona, y la historia de 800 años no se borra por un bando de la alcaldía. No solamente demuestra falta de sensibilidad histórica, sino sobre todo ciudadana y social, porque la Virgen de la Merced es la redentora de los cautivos. Desplazar la fiesta al día 18 de septiembre puede tener una razón por la cercanía de las elecciones el día 27 de septiembre, pero borrar la misa de la Basílica del programa oficial de las fiestas es un error histórico y ciudadano grave, ignorando la raíz de la fiesta y la internacionalidad que tiene la fiesta, especialmente en América Latina.

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