Fueron estos los que, después, constituirían a su vez comunidades que compartieran la fe apostólica. Y, cuando los Apóstoles salían para anunciar el Evangelio en nuevos lugares, dejaban a sus sucesores en las primeras comunidades, con la función de reunir y de confirmar en la fe a los cristianos, de modo que estos tuviesen la garantía de que no avanzaban solos ni inventaban la fe, sino que permanecían en la fe aspostólica. Y siempre fue así, no por moda cultural, por ignorancia de la mayoría o para que el peso de la fe fuese mayor:ser cristiano fue y es, antes de nada, vivir el encuentro con Jesús en el seno de la Iglesia que es su Cuperpo.
De vez en cuando, aparecen cristianos que quieren andar solos. Hasta puedo aceptar que, en principio, piensen que, de ese modo, ayudan a otros en su caminar. Y si muchos, cuando se dan cuenta de que ya están fuera de la fe de la Iglesia, luego reencuentran el camino, infelizmente muchos otros - algunos hoy seducidos por la exposición mediática, que siempre contempló con simpatía las originalidades - permanecen en sus errores y no dudan a la hora de buscar seguidores. En un principio, incluso parecen ser progresistas y cultivadores de la modernidad. Pero, en el fondo, son corredores a los que les gusta contemplarse en el espejo. Teresa Forcades, que anunció su venida a Portugal, de ser verdaderas las entrevistas que concedió y las noticias que la han mostrado yendo por varias partes del mundo a la búsqueda de seguidores, casi siempre denunciada por los Obispos de esos lugares, es una de esas.
Como cualquier escritor y como cualquier ciudadano, tiene todo el derecho a sus opiniones - basta ver la cantidad de libros con más o menos pretensiones de conocimiento científico, de contenido teológico o de simple literatura de ficción que llena una parte considerable de nuestras bibliotecas. Pero no tiene el derecho de afirmar que sus opiniones individuales forman parte de la fe que reibimos de los Apóstoles y que hoy vivimos como cristianos, unidos al Papa y a la Iglesia del mundo entero.
Y yo, como sucesor de los Apóstoles, tengo el deber de decirlo claramente. Incluso con el riesgo de hacerle publicidad.
Publicar un comentario