Tras la decisión del Ministerio de Justicia ruso de suspender la actividad de la sede de los testigos de Jehová por extremismo, se ha desatado la polémica entre los partidarios y opositores de la medida. Sputnik News resume así los principales argumentos de la discusión. La petición de restringir la actividad del ‘Centro administrativo de los Testigos de Jehová’, la entidad jurídica que controla el trabajo de numerosas delegaciones de esta agrupación en Rusia, será evaluada por el Tribunal Supremo del país eslavo el próximo 5 de abril.
Entre los días 8 y 27 de febrero de 2017 se realizaron inspecciones sin previo aviso a la organización que permitieron concluir que el grupo incumple sus estatutos y actúa infringiendo la ley rusa en materia de lucha contra actividades extremistas. Mientras tanto, los que se oponen a la decisión, en su mayoría adeptos de esta corriente religiosa, se muestran asustados por la medida y afirman sentirse perseguidos por el Gobierno.
“Secta de carácter totalitario”
“Para 175.000 de los seguidores de nuestra religión llega probablemente el momento más alarmante de su vida. Si el Ministerio de Justicia se sale con la suya, los creyentes podrán ser castigados a penas de hasta 10 años de prisión”, aseguró Vasili Kalin, presidente del Centro Administrativo de los Testigos de Jehová en Rusia.
Aclarar si un determinado grupo religioso es o no extremista es trabajo de los tribunales, pero “no hay duda de que los testigos de Jehová son una secta de carácter totalitario”, explicó a Sputnik Alexandr Dvorkin, profesor y experto en religión. “Ejercen un control rígido sobre los miembros de su comunidad, que llega hasta la limitación de sus derechos civiles y la regulación estricta de su vida cotidiana, además, recurren al engaño a la hora de reclutar a nuevos miembros”, precisó.
Para los observadores externos,
en Rusia los testigos de Jehová son predicadores muy agresivos, no por el convencimiento de seguir la fe verdadera —ya que cualquier creyente lo tiene—, sino por la
difamación de otras religiones, en particular, de las religiones tradicionales del país, opinó el profesor. Finalmente, la organización puede ser directamente peligrosa para sus propios adeptos, por ejemplo, debido a la
prohibición de realizar o recibir transfusiones de sangre.
Además, la prohibición de participar de cualquier modo en unas elecciones es una infracción de los derechos recogidos por la Constitución rusa, continuó. “Por supuesto, esto [la participación en estas actividades] depende de una decisión libre de cada cual, pero si una organización lo prohíbe deliberadamente, no puede gozarse de unas condiciones privilegiadas [otorgadas por el estatus oficial de entidad religiosa en Rusia]”, concluyó Andréi Dvorkin.
Una decisión controvertida
Por una parte, intentar regular asuntos religiosos mediante prohibiciones es una tendencia poco agradable, subrayó Andréi Desnitski, especialista en ciencias bíblicas. “Hoy empiezan con los testigos de Jehová y mañana podría ser que a los funcionarios no les gustaran las predicaciones de corrientes más numerosas, como los bautistas o pentecostales”, se preocupó el experto, que resaltó que es sumamente difícil encontrar criterios objetivos para trazar líneas rojas en el tema de los movimientos religiosos.
Por otra parte, los testigos de Jehová se oponen a muchos aspectos del funcionamiento de un Estado, como los procesos electorales o el servicio militar, y promueven sus creencias de manera muy activa, lo que en su conjunto “genera la frustración del Estado, ya sea ruso o cualquier otro”, admitió Desnitski.
En términos legales, la suspensión de la organización central de los testigos de Jehová no equivale a la prohibición de la religión como tal, dado que podrá seguir siendo profesada sin restricciones. Al mismo tiempo, la falta de un centro o una sede de la religión como entidad jurídica supondría un golpe para esta comunidad, comentó Iván Belenko, representante del Centro Administrativo de los Testigos de Jehová en Rusia.
Inician una campaña mundial
Según informa el medio digital dominicano Al Momento, entre otros medios de todo el mundo que se hacen eco de la información institucional de la secta, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová (su cúpula directiva mundial, localizada en Nueva York) está invitando a sus más de 8.000.000 de miembros a una campaña mundial para escribir cartas y pedir ayuda al Kremlin (el gobierno central de la Federación de Rusia) y a altos funcionarios del Tribunal Supremo, para evitar sean vetados en ese país.
El 15 de marzo de 2017, el Ministerio de Justicia ruso presentó una solicitud ante el Tribunal Supremo para declarar extremista y disolver el Centro Administrativo de los Testigos de Jehová de Rusia y prohibir sus actividades. Explicaron que si el Tribunal apoya esta solicitud, cerrará la sucursal de los testigos en Rusia, ubicada cerca de San Petersburgo. Luego, las casi 400 entidades religiosas locales registradas en el país serían disueltas y, como consecuencia, se prohibirían los servicios religiosos de sus más de 2.300 congregaciones.
Además, el Estado podría confiscar los bienes de la sucursal y todas las propiedades que usan los testigos para reunirse. Finalmente, podrían ser acusados y procesados judicialmente tan sólo por realizar sus actividades religiosas. El Tribunal Supremo tomará una decisión el 5 de abril. “El Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová quiere dirigir la atención a esta situación tan crítica”, dijo David Semonian, un portavoz de la central mundial de los testigos.
“Tomar acción judicial contra ciudadanos pacíficos que respetan la ley y tratarlos como terroristas es claramente una aplicación indebida de las leyes contra el extremismo. Dicha acción se fundamenta totalmente en acusaciones falsas”, agregó. “Leer la Biblia, cantar y orar con otros hermanos en la fe no es un delito —añade David Semonian—. Esperamos que todas las cartas que se envíen durante esta campaña mundial muevan a las autoridades rusas a detener este ataque injustificado contra nuestros hermanos”.
Críticas políticas desde los EE.UU.
Por su parte, la Comisión de Seguridad y Cooperación en Europa, o Comisión de Helsinki, integrada por miembros del Congreso estadounidense, emitió un comunicado con fecha de 28 de marzo en el que condena la persecución por motivos religiosos del Gobierno de Rusia contra la organización de los testigos de Jehová en ese país, y reclama el cese inmediato de las acciones legales que buscan proscribirla bajo el pretexto de la amenaza extremista. Lo leemos en El Diario 24.
La Comisión Helsinski, creada para promover los derechos humanos, la seguridad militar y la cooperación económica en 57 países de Europa, Eurasia y Norteamérica, entre ellos la misma Rusia, acusa al Gobierno ruso encabezado por Vladimir Putin de utilizar las amenazas terroristas reales para terminar de socavar la limitada libertad religiosa que pervive en dicha nación, y advierte sobre las graves consecuencias que podría acarrear en ese aspecto la prohibición de la obra de los testigos, que podría concretarse a partir de una inminente decisión del Tribunal Supremo Ruso a petición del Ministerio de Justicia.
“Es erróneo aplicar leyes antiterroristas a aquellos que buscan practicar su fe”, declaró el presidente de la Comisión, el senador Roger Wicker, quien añadió que “el Gobierno Ruso está aprovechando las genuinas amenazas de violencia extremista para minar lo poco que de la libertad religiosa sobrevive en ese país. Esto distrae de los esfuerzos reales por combatir el terrorismo. Urjo al Gobierno de Rusia a detener el caso inmediatamente”.
Por su parte, el vicepresidente de la Comisión, el diputado Chris Smith, afirmó que de atender al caso sobre el que se expedirá en breve la Corte del país europeo depende tal vez “la supervivencia de los testigos de Jehová –y de hecho de la libertad religiosa– a lo largo de la Federación Rusa”. Smith vaticinó que “si la Suprema Corte de Rusia declara a este grupo religioso como una organización extremista, ello será una preocupante señal para todos los creyentes y marcará un oscuro día para todos los rusos”.
Entre tanto, y posicionándose como un acérrimo defensor de la libertad religiosa, el comisionado Richard Hudson sostuvo que se encuentra desconcertado por el intento del Gobierno ruso de proscribir al conjunto de miembros de la agrupación religiosa bajo el pretexto de la amenaza nacional. “La afiliación religiosa nunca puede ser una justificación para la persecución”, sentenció.
El documento concluye recordando que, de acuerdo con el Acta Final de Helsinki, rubricada por los 57 Estados miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, incluida Rusia, “los Estados participantes reconocerán y respetarán la libertad de los individuos a profesar y practicar, solos o en comunidad con otros, su religión o creencia en acuerdo con los dictados de su propia conciencia”.
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