(Zenit) La reunión de historiadores que se reunieron en Roma del 29 al 31 de marzo, quiso dar así una perspectiva histórica y eclesial de la Reforma luterana, que iniciando intenciones positivas acabó provocando una fractura de de la cristiandad.
El Santo Padre en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, les dirigió unas palabras en las que expresó gratitud a «esta loable iniciativa del Comité Pontificio de Ciencias Históricas», acompañado «de un cierto asombro ante la idea de que no hace mucho tiempo un congreso de este tipo habría sido del todo impensable».
Francisco consideró que «hablar de Lutero, protestantes y católicos juntos, por iniciativa de un organismo de la Santa Sede», son «frutos del Espíritu Santo, que supera todas las barreras y transforma los conflictos en oportunidades para el crecimiento en la comunión».
Y recordó que el título del documento de la Comisión Luterana-Católica romana, en vista de la conmemoración común del quinto centenario de la Reforma de Lutero es «Del conflicto a la comunión».
«Los análisis serios -prosiguió el Santo Padre- sobre la figura de Lutero y su crítica contra la Iglesia de su tiempo y del papado contribuyen indudablemente a superar ese clima de desconfianza mutua y de rivalidad que durante demasiado tiempo caracterizó en el pasado las relaciones entre católicos y protestantes».
Así el «estudio cuidadoso y riguroso, libre de prejuicios y polémicas ideológicas, permite a las Iglesias, hoy en diálogo, discernir y asumir aquello que de positivo y legítimo había en la Reforma, y distanciarse de los errores, las exageraciones y los fracasos, reconociendo la pecados que llevaron a la división».
«Todos somos conscientes de que el pasado no se puede cambiar», constató el Papa, «sin embargo, hoy, después de cincuenta años de diálogo ecuménico entre católicos y protestantes, es posible hacer una purificación de la memoria, que no consiste en realizar una corrección inactuable de lo que ocurrió hace quinientos años, sino en «contar esta historia de una manera diferente».
En sus palabras el Pontífice aseguró que «hoy, como cristianos, todos estamos llamados a liberarnos de los prejuicios hacia la fe que otros profesan con un acento y un lenguaje diferente, a intercambiarnos mutuamente el perdón por los pecados cometidos por nuestros padres y a invocar juntos de Dios el don de la reconciliación y de la unidad».
El Papa concluyó señalando que acompaña con la oración este trabajo de investigación histórica e impartió su bendición.
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