En El Espejo de la Cadena COPE uno de los organizadores del Congreso, Santiago Casanova hacía balance de lo vivido y mostraba cómo “hemos dado una imagen de comunión muy bonita y con las pilas muy cargadas”. Ahora toca canalizar la emoción de lo vivido: “No siempre tenemos respuesta y tenemos que ir recogiendo los frutos con la apertura a lo misterioso. Ir dejándonos conducir y a ver qué pasa”, explica Santiago Casanova
Enhorabuena a todo el equipo de IMisión por unir a tantas bellas iniciativas y por hacer de este Congreso un centro de comunión. ¿Cómo se queda el cuerpo al terminar el I Congreso Imisión?
Primero cansado, pero después muy agradecido y satisfecho porque hemos cumplido los objetivos entre todos, porque esto nunca se consigue sólo y al final, hemos dado una imagen de comunión muy bonita y con las pilas muy cargadas.
Las redes sociales tienen riegos para también muchas oportunidades. De ello se ha hablado mucho en este Congreso. ¿Qué podemos hacer?
Primero estar, tener una presencia no temerosa en la red social como evangelizadores, testimoniar, no tanto desde un adoctrinamiento sino desde una vida vivida a la luz del Evangelio y entrar en comunión, potenciar, crear sinergias entre nosotros y hacer que la presencia de la Iglesia sea un solo cuerpo potente, atrayente para el que está fuera y que sepamos estar escuchando y cercanos a los gritos y al dolor del mundo y de los más desfavorecidos.
Lo bueno que tiene la red es que no sabes a quien te diriges. ¿Cómo podemos llegar a los más alejados?
Hay varias posibilidades. Una de ellas es dando luz y dando voz a esas realidades que nunca saldrán en los medios de comunicación generalistas, dar luz a esas asociaciones, esas instituciones, esa parte de la Iglesia que trabaja ahí. La otra, escuchar mucho. Al final estamos personas concretas, con sus problemas y sus sufrimientos y eso también hay que acogerlo y acompañarlo.
IMision empezó hace tiempo, prácticamente un grupo de amigos y ahora este gran congreso. ¿Esperabais esta repercusión?
Ha superado con creces las expectativas. No tanto en número, porque nos planteábamos juntar alrededor de 200 personas y se ha cumplido. Pero sobre todo el haber vivido lo que se ha respirado, la comunión que se ha respirado. Sentirte una gran familia, cómo la gente se relacionaba entre ellos. Ha sido muy emocionante.
Es cómo si apareciera una pastoral sobre el tema de Internet, ¿no? Un acompañamiento que también es necesario…
Aquí cada uno pone su granito. Terminamos el congreso con unas palabras de Monseñor Munilla que estuvo todo el Congreso, en su voz de pastor, como miembro del Departamento de Comunicación de la CEE y obispo de San Sebastián. Pero es que cada ponencia y cada uno de nosotros hemos ido dando luz a cómo ir conduciéndonos y como ir ayudando a otros a coger camino, a tomar luz.
¿Y ahora qué? ¿Cómo se canaliza esta ilusión?
No hay que dejar que la llama se apague, pero a la vez hay que hacer como dice el Evangelio que hacía María: hay que volver a traer todo lo que hemos vivido aquí, volver a sacar las palabras de las ponencias y los talleres que nos removieron. Volver a poner delante a las personas y luego, el Espíritu irá abriendo puertas. No siempre tenemos respuesta y tenemos que ir recogiendo los frutos con la apertura a lo misterioso. Ir dejándonos conducir y a ver qué pasa.
Publicar un comentario