ADEMAS DE UN ABORTISTA LA SANTA SEDE DESIGNO A UN PARTIDARIO DE LA
EUTANASIA COMO NUEVO MIEMBRO DE LA PONTIFICIA ACADEMIA PARA LA VIDA.
Por Carlos Alvarez Cozzi
Parece que no bastaba que un pastor
anglicano partidario del aborto
hasta las 18 semanas de gestación integre la Pontificia Academia para la Vida
del Vaticano, sino que además era necesario designar un partidario de la eutanasia.
En una Academia que se supone fue creada y existe para defender la vida humana
y su dignidad intrínseca desde el momento de la concepción hasta la muerte
natural, siguiendo la doctrina moral católica.
Sin dudas que San Juan Pablo II, fundador de la Academia, no saldría de su
estupor si estuviera en este mundo.
Pero el desparpajo no está solo en los
nombramientos de Biggar y de Chiodi, respectivamente, sino en que el presidente
de la Academia, Mons. Vincenzo Paglia ha salido a defender los nombramientos!!!
Ya escribimos sobre la primera designación. (https://adelantelafe.com/los-nuevos-miembros-la-pontificia-academia-la-vida/).
Ahora vemos el lamentable espectáculo de la segunda, la del partidario de la
eutanasia!
Algunas páginas dan cuenta (http://cdbcba.blogspot.com.uy/2017/06/nuevo-miembro-de-la-academia-pontificia.html)
que “el grupo encabezado por el P. Chiodi, que es también profesor en
la Facultad de Teología de Milán, se ha unido a los activistas italianos a
favor de la eutanasia para apoyar un proyecto de ley que legalizaría el
suicidio asistido y/o la eutanasia en algunos casos. El proyecto de ley ya
ha sido aprobado por la Cámara y ahora se encuentra ante el Senado italiano.”
Para ello aluden al «proporcionalismo»,
argumentado que los pacientes con cáncer en fase terminal y aquellos en estado
vegetativo persistente (como Terri Schaivo) pueden tener el derecho legal de
rechazar los alimentos y el agua, lo que supone que se les aplica la eutanasia
por hambre y deshidratación. Y abogan por:
«.. un Estado democrático está constituido
por ciudadanos comprometidos con el respeto de las diferentes éticas, visiones
del mundo y religiones, en un contexto de inclusión mutua y hospitalidad
sincera sin tratar de imponerse a los demás...»
En ese sentido, plantean que:
«...una cuestión controvertida se refiere
a la nutrición artificial y la hidratación (ANH), que el proyecto de la ley
incluye entre los tratamientos que se pueden denegar .. En el pensamiento
católico se afirma a menudo que estos medios son siempre obligatorios; En
realidad, la ANH [nutrición artificial e hidratación] es una intervención
médica y técnica y, como tal, no evita el juicio de proporcionalidad. Tampoco
se puede excluir que a veces ya no es posible lograr el propósito de
proporcionar alimento al paciente y aliviar el sufrimiento. El primer caso puede
ocurrir en la enfermedad del cáncer terminal; La segunda [puede ocurrir] en un
estado vegetativo que se extiende indefinidamente, si el paciente ha declarado
previamente que esta perspectiva es inaceptable. Puesto que no se puede
descartar que en casos como estos la ANH [nutrición artificial e hidratación]
se convierta en un tratamiento desproporcionado, su inclusión entre los
tratamientos rechazables es correcta».
La propuesta de Chiodi y sus colaboradores contradice expresamente lo
indicado por San Juan Pablo II en marzo del 2004 a los participantes de un
congreso sobre «Tratamientos de mantenimiento vitar y estado vegetativo»:
“Los médicos y los agentes sanitarios, la
sociedad y la Iglesia tienen, con respecto a esas personas, deberes morales de
los que no pueden eximirse sin incumplir las exigencias tanto de la deontología
profesional como de la solidaridad humana y cristiana.
Por tanto, el enfermo en estado
vegetativo, en espera de su recuperación o de su fin natural, tiene derecho a
una asistencia sanitaria básica (alimentación, hidratación, higiene,
calefacción, etc.), y a la prevención de las complicaciones vinculadas al hecho
de estar en cama. Tiene derecho también a una intervención específica de
rehabilitación y a la monitorización de los signos clínicos de eventual
recuperación.
En particular, quisiera poner de relieve
que la administración de agua y alimento, aunque se lleve a cabo por vías
artificiales, representa siempre un medio natural de conservación de la vida,
no un acto médico. Por tanto, su uso se debe considerar, en principio,
ordinario y proporcionado, y como tal moralmente obligatorio, en la medida y
hasta que demuestre alcanzar su finalidad propia, que en este caso consiste en
proporcionar alimento al paciente y alivio a sus sufrimientos.
En efecto, la obligación de proporcionar
"los cuidados normales debidos al enfermo en esos casos"
(Congregación para la doctrina de la fe, Iura et bona, p. IV), incluye también
el empleo de la alimentación y la hidratación (cf. Consejo pontificio "Cor
unum", Dans le cadre, 2. 4. 4; Consejo pontificio para la pastoral de la
salud, Carta de los agentes sanitarios, n. 120). La valoración de las
probabilidades, fundada en las escasas esperanzas de recuperación cuando el
estado vegetativo se prolonga más de un año, no puede justificar éticamente el
abandono o la interrupción de los cuidados mínimos al paciente, incluidas la
alimentación y la hidratación. En efecto, el único resultado posible de su
suspensión es la muerte por hambre y sed. En este sentido, si se efectúa
consciente y deliberadamente, termina siendo una verdadera eutanasia por
omisión.”
El mensaje para el mundo no podría ser peor. En momentos de relativismo
moral campeando en la sociedad, la Iglesia Católica da tribuna a enemigos de la
vida naciente y muriente! Creo que lo que se impone es la renuncia inmediata
del presidente de la Academia, Mons. Paglia y además, naturalmente alguna
explicación de Francisco acerca de estos graves errores, de los cuales, él y
sólo él es el último responsable!
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