Inspirado en la santa Josefina Bakhita, el Pontífice llamó a no "justificar" "errores o injusticias", sino a "humanizar" las situaciones
«Cuando entramos […] en la lógica de la división, […] perdemos nuestra humanidad», advirtió el Papa Francisco en la Audiencia General del 11 de octubre de 2023, que presidió en la Plaza de San Pedro, a pocos pasos del Aula Pablo VI, donde se celebra el Sínodo sobre el futuro de la Iglesia. En su catequesis, el Papa rezó especialmente por la paz en Sudán.
Continuando con su serie de catequesis sobre la evangelización, el Papa se inspiró en la figura de la santa sudanesa Josefina Bakhita (1869-1947). Aprovechó la ocasión para lanzar un llamamiento por Sudán, lamentando que «desde hace meses, Sudán está desgarrado por un terrible conflicto armado del que hoy se habla poco».
«Recemos por el pueblo sudanés, para que viva en paz», pidió el Papa a la multitud. Desde el pasado mes de abril, miles de personas han muerto en enfrentamientos entre el ejército y el grupo paramilitar FSR.
No justificar errores o injusticias
Recordando la vida de Josephine Bakhita, arrebatada de su familia a los siete años y transformada en esclava al servicio de ocho amos, el pontífice argentino reflexionó sobre su «secreto». Al encontrar a Dios y hacerse cristiana, explicó, «se siente comprendida y amada, y por tanto capaz de comprender y amar a su vez».
El ejemplo de esta santa, subrayó el Papa, ayuda a los cristianos a no «justificar» «errores o injusticias», sino a «humanizar» las situaciones. Y el jefe de la Iglesia católica advirtió: «Cuando entramos en la lógica de la lucha, de la división entre nosotros, de los malos sentimientos de unos contra otros… perdemos nuestra humanidad».
Necesitamos humanidad, ser más humanos»
«Es hermoso decir de una persona que ha sabido perdonar, siempre», añadió el 266º Papa al salir de sus apuntes. «El perdón no quita nada, sino que añade […] dignidad», concluyó.
Además de sus encuentros habituales, como la audiencia general y el Ángelus dominical de cada mes de octubre, el pontífice de 86 años sigue los trabajos del Sínodo sobre el futuro de la Iglesia, que reúne a 465 participantes de todo el mundo para reflexionar sobre las cuestiones urgentes a las que se enfrentan los católicos de hoy.
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