Una experta tanatóloga habla sobre la experiencia de perder a un ser querido y cómo se puede sobrevivir sin pensar en la muerte
El tema de la muerte siempre será delicado, en algunas culturas es tabú, en otras se toma con mucha naturalidad; pero, en cualquier caso, es temido por todo ser humano, pues se trata de enfrentar lo desconocido. Y si encarar la propia muerte es complejo, con mayor razón lo es cuando se trata de la muerte de un ser querido.
Además, a nadie le gusta pensar en el hecho de que en algún momento se despedirá de las personas cercanas: un padre, una madre, un hermano, o peor aún, un hijo, pues solo de pensarlo se eriza la piel y se desea cambiar de tema o de pensamiento. Sin embargo, se ha desarrollado la tanatología, que ayuda a las personas a enfrentar sus pérdidas, pasando desde un empleo o un divorcio, hasta el deceso de alguien amado.
En las redes sociales circula el video de una entrevista a la tanatóloga mexicana Gaby Pérez Islas, quien tiene una amplia experiencia en el tema y se encuentra el Instragram como @gabytanatologa , la experta en suicidología conversa sobre las pérdidas y da pautas para vivir el duelo. Recientemente compartió un espacio en el canal de YouTube del influencerOso Trava.
Vale la pena amar
La especialista cuenta en la entrevista que todos estamos expuestos a perder a nuestros seres amados, comentado: «Y cuando te das cuenta de que eso no te mató, que te construyó en una mejor persona, y que no estás disminuido, estás fortalecido después de una pérdida, eres invencible. Se gana mucho, ¡a un costo altísimo!»
Continúa diciendo: «Fíjate en la expresión: vale la pena», enfatiza: «Un hijo vale la pena que te ocasiona no tenerlo. Usamos esa frase muy a la ligera: ¿sabes qué?, hay barata «ahorita» en un centro comercial, hay que ir, ¡vale la pena! ¿Cuál pena?, Vale dinero, vale lo que cuesta eso. Pero la pena que te genera no tener a alguien es el precio que hay que pagar por haberlo tenido. Y yo lo pago», dice convencida.
El dolor es el precio que hay que pagar por haber amado
La tanatóloga abundó en el tema agregando que sí se sobrevive a la muerte de un ser querido, ya sea el papá, la mamá o un hijo. Se piensa que uno moriría con ellos, sin embargo, no se muere y sugiere cambiar el pensamiento, contando que, frente a un numeroso grupo de personas, les dijo a sus propios hijos que los amaba pero que les prometía que, si algún día les pasaba algo, ella estaría bien. «Les prometo que el amor le va a ganar al dolor y que yo voy a salir adelante».
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El cielo: la esperanza del cristiano
Nuestro Señor Jesucristo nunca dijo que no sufriríamos, Él mismo tuvo miedo de padecer, sin embargo, su sacrificio fue por amor absoluto y eso, además de su perfecta obediencia al Padre, lo alentó a enfrentar el infinito dolor que experimentó y que lo hizo sudar gotas de sangre. En la cruz, el ladrón arrepentido se da cuenta de que hay algo más después de la muerte y pide al Señor: «‘Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino’. Él le respondió: ‘Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso'» (Lc 23, 42-43).
Nuestra esperanza es que la vida, sin importar la duración que tenga, siempre tendrá una razón de ser. Las personas venimos con una misión, Dios nos la ha dado para merecer el cielo y de nosotros depende aprovecharla, pero también es nuestra responsabilidad darle un auténtico sentido cristiano, viviendo como Cristo quiere que lo hagamos y conociendo nuestra fe para incrementar nuestro amor al Señor. Y al final, todos estaremos de nuevo reunidos en el cielo, donde no habrá más dolor, solo felicidad.
Hagamos que cada vida, valga la pena.
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