REDACCIÓN CENTRAL, 28 Sep. 18 (ACI Prensa).- El famoso teólogo español José Antonio Fortea se pronunció ante las cartas escritas por Mons. Carlo Maria Viganò, exnuncio en Estados Unidos, y advirtió “lo que nunca hay que aceptar es que la división sea un modo de construir la Iglesia”.
En una carta difundida el 25 de agosto, Mons. Viganò acusó a diversos sacerdotes, obispos y cardenales de encubrir las malas conductas sexuales del Arzobispo Emérito de Washington (Estados Unidos), el excardenal Theodore McCarrick.
El exnuncio acusó además al Papa Francisco de levantar en 2013 supuestas sanciones impuestas por Benedicto XVI a McCarrick y convertirlo en “su consejero de confianza”.
En su vuelo del 26 de agosto de retorno a Roma desde Irlanda, a donde llegó para participar en el Encuentro Mundial de las Familias, el Papa Francisco dijo a los periodistas que “no diré una palabra sobre esto, creo que el comunicado habla por sí mismo y ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para sacar sus conclusiones”.
En una nueva carta, difundida el 27 de septiembre, Mons. Viganò dijo que “la falta de voluntad del Papa de responder a mis acusaciones y su sordera a los pedidos de los fieles para hacerse responsable son bastante inconsistentes con sus llamados a la transparencia y a la construcción de puentes”.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Fortea señaló que la primera carta de Mons. Viganò “da una sensación al principio de que el Papa ha encubierto cosas, y lo acusa de que él sabía, implicando culpabilidad sobre cosas gravísimas”.
“Pero después, conforme avanza la carta, al final de lo único que se acusa al Papa es de no haber actuado ante un arzobispo emérito por unas conductas inmorales respecto a adultos”, dijo, y precisó que “no es lo mismo encubrir la pedofilia que no tomar medidas contra un arzobispo retirado por conductas inmorales respecto a adultos”.
El 20 de junio de este año, el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, siguiendo órdenes del Papa Francisco, prohibió a McCarrick ejercer el ministerio público, luego de que una investigación realizada por la Arquidiócesis de Nueva York encontró que una acusación de abuso sexual contra un menor era “creíble y comprobada”.
El 28 de julio, el Santo Padre aceptó la renuncia de McCarrick al Colegio de Cardenales.
Para el P. Fortea, presentar al Papa “como un encubridor, cuando al final todo se sustancia en eso, pues no es justo”.
“Por eso el Papa en el avión dijo: lean detenidamente la carta y saquen sus propias conclusiones”, añadió.
“Si uno lee detenidamente la carta, Mons. Viganò da una sensación, que es la que ha quedado en el pueblo de Dios, entre los sacerdotes, y al final todo se reducía a que McCarrick hizo unos poquitos viajes, que según Viganò debieron habérsele prohibido a un arzobispo retirado”.
El P. Fortea dijo que “siempre el que está arriba tiene más información. Y aun sabiendo el Papa la situación del cardenal norteamericano, por razones que él puede no querer hacer públicas, pudo permitir lo que permitió”.
Para el teólogo español, Mons. Viganò “da una sensación que no me parece objetiva, no me parece una fuente fiable de juicio, aunque use hechos verdaderos para que al final quede una sensación muy negativa contra el Papa”.
“Donde hay un delito persígase, pero aquí ya no estamos hablando de la persecución de un delito, estamos hablando de un eterno proceso de desconfianza respecto a los pastores, al que no se le ve ningún fin”, criticó.
Para el P. Fortea, “si Mons. Viganò cree que algo no se está haciendo bien, lo que tiene que hacer, y yo le diría que en conciencia debe hacerlo si su conciencia le dice eso, es escribir una carta a todos los cardenales de la Iglesia Católica diciendo: en conciencia debo decirles esto”.
“Y los cardenales, reunidos, verán qué es lo conveniente decirle al Papa, pedirle que se inicie una investigación, o lo que sea. Eso sí que hubiera logrado lo mismo sin el escándalo”, aseguró.
“Pero él, como realmente tenía muy pocos elementos objetivos para pedir eso, optó por el escándalo. Porque no tenía realmente nada sustantivo contra el Papa”.
Lo que habría querido Mons. Viganò, dijo el P. Fortea, es destruir la honorabilidad del Papa Francisco.
“Ante los cardenales las acusaciones no eran nada, pero ante el pueblo de Dios se presentó como un espantoso escándalo”, advirtió.
Como comparación, el P. Fortea dijo que “si yo sé que un sacerdote es pedófilo, pues advierto al obispo y voy a la justicia civil a que haga lo que tenga que hacer. Pero no veo que sea justo el que yo me ponga en la plaza con una pancarta y unos tambores a gritar ‘aquí hay un cura pedófilo’”.
“Dejemos que la justicia civil haga su trabajo, dejemos que las cosas se hagan como se tiene que hacer, pero los linchamientos populares son muy peligrosos”, advirtió.
Estos linchamientos, dijo, “son la cosa más manipulable del mundo. Las cosas se salen completamente de su cauce”.
“Y al poder es lo que más les gusta. Los tribunales populares siempre han sido lo que más han querido las dictaduras”, recordó.
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