En este día de celebración de María Madre de Dios, «pongamos bajo su atenta mirada el tiempo nuevo que se nos ha dado», pidió el Papa Francisco durante el Ángelus del 1 de enero de 2024. Tras desear un Feliz Año Nuevo a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa les invitó a inspirarse en la discreción de María para encontrar el camino hacia un amor equilibrado que deje espacio al silencio y al asombro.
«El Evangelio de hoy nos muestra que la grandeza de María no consiste en realizar un acto extraordinario», dijo el Papa Francisco, señalando que, por el contrario, «mientras los pastores, habiendo recibido el anuncio de los ángeles, corrían hacia Belén, ella permanecía en silencio». El silencio de la Madre no es una «simple ausencia de palabras», sino un «silencio lleno de asombro y adoración por las maravillas que Dios realiza», subrayó.
«Así, es Madre no solo porque llevó a Jesús en su seno y lo dio a luz, sino porque lo lleva a la luz, sin ocupar su lugar», remarcó Francisco, subrayando que María «permanecerá en silencio incluso bajo la cruz, en la hora más oscura».
El Papa subrayó que «el amor nunca sofoca; el amor da espacio a los demás y les ayuda a crecer». Rindió homenaje a las madres que saben «expresar ese amor que se cultiva sobre todo en el silencio, que saben dar espacio a los demás, respetando su dignidad, permitiéndoles la libertad de expresarse, rechazando toda forma de posesión, opresión y violencia».
El amor está «hecho de respeto y de bondad: de este modo, rompe las barreras y nos ayuda a vivir en relaciones fraternas, a construir sociedades más justas, más humanas y más pacíficas», insistió Francisco.
Por ello, el Papa invitó a rezar a la Madre de Dios para «crecer en ese amor suave, silencioso y discreto que genera vida», y así «abrir caminos de paz y reconciliación en el mundo».
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