El portal católico Aleteia -apoyado por la Santa Sede (Consejos Pontificios para las Comunicaciones Sociales y para la Promoción de la Nueva Evangelización)- ofrece la respuesta a este tema, por parte del miembro de la RIES, el sacerdote Luis Santamaría.
1. Los testigos de Jehová tienen una versión peculiar de la Biblia: la denominada “Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras”.
Los testigos de Jehová, una secta de origen cristiano fundada en los Estados Unidos en el siglo XIX, presume de ser el grupo religioso más apegado a la Sagrada Escritura. En la presentación de su archiconocida revista La Atalaya leemos: “esta publicación, editada sin interrupción desde 1879, es políticamente neutral y reconoce la Biblia como máxima autoridad”. Su otra revista popular, ¡Despertad!, dice formar “parte de una obra mundial de educación bíblica que se sostiene con donativos”. Sin embargo, es una biblia concreta la que emplean los testigos, y se trata de la “Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras” (TNM), publicada por la Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc., la sociedad mercantil que está detrás de este movimiento.
En su web oficial los testigos de Jehová señalan que la TNM “es una versión exacta y sencilla. Se ha impreso entera o en parte en más de cien idiomas, y se han distribuido más de ciento setenta millones de ejemplares”. En España fue conocida durante mucho tiempo por sus cubiertas verdes, y ahora la versión manual más extendida las tiene negras. Pero encontramos desde ediciones de bolsillo hasta voluminosas biblias en letra grande de varios tomos, pasando por el audio o incluso el braille. Podemos decir que hay algo de “camuflaje”, ya que solamente se consigna en estas biblias que están editadas por la Watchtower Society, pero no aparecen los testigos de Jehová por ningún lado. Quizá es un modo de evitar sospechas y prejuicios por parte del lector que desconozca su autoría.
2. Desde su fundación, la secta empleó diversas biblias, pero al final terminó imponiendo a sus adeptos su propia edición, muy controvertida.
Tras su fundación por Charles Taze Russell, los testigos de Jehová (conocidos en sus inicios como “Estudiantes de la Biblia”) comenzaron a utilizar y distribuir la Versión Autorizada (Authorized Version) de la Sagrada Escritura. A partir de 1896 se hicieron con los derechos de impresión de algunas traducciones bíblicas al inglés, que imprimieron durante varias décadas. Más tarde se dieron cuenta de que las distintas versiones empleadas no satisfacían sus aspiraciones, porque les interesaba fundamentar bíblicamente sus afirmaciones doctrinales ajenas al cristianismo, y dijeron que se trataba de traducciones defectuosas, contaminadas por visiones “sectarias o mundanas”.
Por eso decidieron escribir su propia versión, la TNM, que se inició con la presentación del Nuevo Testamento en 1950 y la biblia completa en 1960. En cuanto tuvieron su traducción “exclusiva”, dejaron de distribuir las traducciones anteriores (como, por ejemplo, la versión Reina-Valera, la más utilizada por los protestantes hispanohablantes durante medio milenio). Hubo un Comité de Traducción organizado por la secta y cuyos integrantes han permanecido anónimos. La edición más reciente es la de 1984 en inglés, correspondiente a la de 1987 en español. No emplean la división en dos testamentos, sino que sustituyen esta denominación universalmente aceptada (testamento viene del griego diatheke y del hebreo berit, términos que significan “alianza”) por la partición “Escrituras Hebreo-Arameas / Escrituras Griegas Cristianas”. Los libros denominados deuterocanónicos no aparecen en la TNM, pues se consideran apócrifos. Y lo más curioso es que la versión jehovista que manejamos de la Biblia no es una traducción directa de las lenguas originales al español, sino que es una traducción de la traducción inglesa.
3. Esta versión de la Biblia no puede considerarse traducción, ya que manipula conscientemente multitud de expresiones de la Sagrada Escritura para adaptarlas a las doctrinas jehovistas.
Los testigos de Jehová presumen de que, a diferencia de otras traducciones, la TNM es una “versión en lenguaje moderno”. En la primera página de la edición se asegura que está realizada “consultando fielmente los antiguos textos hebreo y griego”. Es verdad que utilizan puntualmente otras traducciones bíblicas, pero sólo para tomar los versículos que les interesan en un momento determinado. Hay un principio doctrinal que marca las directrices a la hora de manipular en su propia versión los pasajes que hagan falta y les hace buscar “apoyos” en otras traducciones que, además, denigran como inexactas y falseadas. Este principio es lo establecido por la cúpula de la secta a través de la Watchtower Society, y que aparece en sus publicaciones, que dicen qué se ha de leer, cómo se ha de leer y para qué se ha de leer en la TNM.
Todo lo que contradiga su aparato doctrinal es modificado. En primer lugar, en cuanto a la divinidad de Cristo. Observamos las manipulaciones, entre otros pasajes bíblicos, en Jn 1,1 (“la Palabra era un dios”), Rm 9,5 (“el Cristo según la carne: Dios, que está sobre todos, [sea] bendito para siempre”), Tit 2,15 (“aguardamos la feliz esperanza y la gloriosa manifestación del gran Dios y de[l] Salvador nuestro, Cristo Jesús”), y 2 Ped 1,1 (“por justicia de nuestro Dios y de[l] Salvador Jesucristo”), disociando en estos dos últimos casos a Dios de Jesús, e introduciendo palabras en los dos primeros, pisando así el texto original griego. También todo lo referente a la identidad del Espíritu Santo, que no sólo aparece en minúsculas, sino despersonalizado, como por ejemplo en Gn 1,2 (“la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro sobre la superficie de las aguas”).
Algo especialmente burdo es la forma de traducir el verbo griego estin (“es”) en las palabras de la Cena del Señor: “esto significa mi cuerpo… esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre” (Lc 22,19-20). Encontramos falsificaciones semejantes en todo lo relativo a la escatología, con los términos alma, infierno, etc. Un trueque verdaderamente curioso es el que aparece en la puntuación de las palabras de Jesús a uno de los malhechores crucificados con él, para evitar cualquier atisbo de retribución inmediata post mortem. En la TNM leemos así: “verdaderamente te digo hoy: estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43). Cambian, además, el término “cruz” por “madero de tormento” (así, por ejemplo, en Flp 2,8).
Se ve que algunos pasajes se les “colaron” al principio, como el de Heb 1,6. Si en la edición española de 1961 se leía “y que todos los ángeles de Dios le adoren”, en la actual se sustituye el último verbo por “le rindan homenaje”, una modificación clara del sentido del verbo griego original, proskyneo, que significa “adorar, postrarse de rodillas”.
4. De forma contradictoria, los testigos de Jehová mezclan en su TNM el literalismo bíblico (fundamentalismo) con una manipulación calculada de muchos de sus textos. Autores de todas las denominaciones cristianas han rechazado esta versión.
El experto católico Prudencio Damboriena ha señalado en la TNM “un prejuicio hermenéutico adoptado por los jehovistas de dar un significado invariable y con frecuencia arbitrario a cada vocablo… de ahí no sólo el inmovilismo exegético, sino también la fijación absurda de toda una serie de vocablos bíblicos”. Habla también del “método defectuoso de traducción”, “trasnochado literalismo”, etc. El protestante español Juan Antonio Monroy denominó a la TNM “una Biblia truncada”, “un remiendo de Biblia”, “la versión más desdichada”… y llegó a decir que los testigos de Jehová tendrán que “dar cuenta de tamaño sacrilegio”.
Me parece muy interesante esta reflexión que firma un autor evangélico, Daniel B. Wallace, fundador del Centro para el Estudio de los Manuscritos del Nuevo Testamento, cuando comenta las diversas ediciones de la biblia en inglés: “debido a la polarización sectaria del grupo, así como de la carencia de una erudición bíblica genuina, yo creo que la TNM es la peor traducción en inglés. Intenta ser palabra por palabra, y en la mayoría de los casos es sumisamente literal al punto de tener un inglés terrible. Pero, irónicamente, cada vez que una ‘vaca sagrada’ es aniquilada por los mismos escritores bíblicos, los testigos de Jehová cambian el texto y recurren a un tipo de traducción interpretativo”.
En el documento “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”, publicado por la Pontificia Comisión Bíblica en 1993, se explica en qué consiste la lectura fundamentalista o literal de la Sagrada Escritura: “una interpretación primaria, literalista, es decir, que excluye todo esfuerzo de comprensión de la Biblia que tenga en cuenta su crecimiento histórico y su desarrollo. Se opone, pues, al empleo del método histórico-crítico, así como de todo otro método científico para la interpretación de la Escritura”. Esto es lo que pasa en la TNM, tanto en su texto como en su lectura por parte de los adeptos de la secta. De aquí provienen consecuencias tan controvertidas como su rechazo de las transfusiones de sangre, por poner un ejemplo bien conocido.
Continuando con lo que dice el documento católico, la lectura fundamentalista “se enraíza en una ideología que no es bíblica, a pesar de cuanto digan sus representantes. Ella exige una adhesión incondicionada a actitudes doctrinarias rígidas e impone, como fuente única de enseñanza sobre la vida cristiana y la salvación, una lectura de la Biblia que rehúsa todo cuestionamiento y toda investigación crítica”. Además, esta postura “tiene frecuentemente la tendencia a ignorar o negar los problemas que el texto bíblico presenta en la formulación hebrea, aramea o griega”.
5. Las personas que empleen la biblia jehovista, en definitiva, no tienen entre sus manos una traducción más o menos discutible del texto sagrado, sino una falsificación.
Los testigos de Jehová han publicado versiones interlineales de su biblia, donde puede observarse con claridad dónde están las tergiversaciones del texto inspirado. En estas ediciones aparecen los textos originales en hebreo y griego, con la traducción literal debajo, palabra por palabra. Y al lado, el texto compuesto por la secta, que contradice en numerosas ocasiones a lo que dicen las lenguas antiguas. No podemos hablar de una traducción ni de una Biblia, ni siquiera de una interpretación, sino de una clara falsificación.
Retomando el documento de la Pontificia Comisión Bíblica de 1993, cabe señalar, aplicándolo a los testigos de Jehová, a su TNM y sobre todo a su forma de leer e interpretar la Escritura, que “el acercamiento fundamentalista es peligroso, porque seduce a las personas que buscan respuestas bíblicas a sus problemas vitales. Puede engañarlas, ofreciéndoles interpretaciones piadosas pero ilusorias, en lugar de decirles que la Biblia no contiene necesariamente una respuesta inmediata a cada uno de sus problemas. El fundamentalismo invita tácitamente a una forma de suicidio del pensamiento”.
1. Los testigos de Jehová tienen una versión peculiar de la Biblia: la denominada “Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras”.
Los testigos de Jehová, una secta de origen cristiano fundada en los Estados Unidos en el siglo XIX, presume de ser el grupo religioso más apegado a la Sagrada Escritura. En la presentación de su archiconocida revista La Atalaya leemos: “esta publicación, editada sin interrupción desde 1879, es políticamente neutral y reconoce la Biblia como máxima autoridad”. Su otra revista popular, ¡Despertad!, dice formar “parte de una obra mundial de educación bíblica que se sostiene con donativos”. Sin embargo, es una biblia concreta la que emplean los testigos, y se trata de la “Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras” (TNM), publicada por la Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc., la sociedad mercantil que está detrás de este movimiento.
En su web oficial los testigos de Jehová señalan que la TNM “es una versión exacta y sencilla. Se ha impreso entera o en parte en más de cien idiomas, y se han distribuido más de ciento setenta millones de ejemplares”. En España fue conocida durante mucho tiempo por sus cubiertas verdes, y ahora la versión manual más extendida las tiene negras. Pero encontramos desde ediciones de bolsillo hasta voluminosas biblias en letra grande de varios tomos, pasando por el audio o incluso el braille. Podemos decir que hay algo de “camuflaje”, ya que solamente se consigna en estas biblias que están editadas por la Watchtower Society, pero no aparecen los testigos de Jehová por ningún lado. Quizá es un modo de evitar sospechas y prejuicios por parte del lector que desconozca su autoría.
2. Desde su fundación, la secta empleó diversas biblias, pero al final terminó imponiendo a sus adeptos su propia edición, muy controvertida.
Tras su fundación por Charles Taze Russell, los testigos de Jehová (conocidos en sus inicios como “Estudiantes de la Biblia”) comenzaron a utilizar y distribuir la Versión Autorizada (Authorized Version) de la Sagrada Escritura. A partir de 1896 se hicieron con los derechos de impresión de algunas traducciones bíblicas al inglés, que imprimieron durante varias décadas. Más tarde se dieron cuenta de que las distintas versiones empleadas no satisfacían sus aspiraciones, porque les interesaba fundamentar bíblicamente sus afirmaciones doctrinales ajenas al cristianismo, y dijeron que se trataba de traducciones defectuosas, contaminadas por visiones “sectarias o mundanas”.
Por eso decidieron escribir su propia versión, la TNM, que se inició con la presentación del Nuevo Testamento en 1950 y la biblia completa en 1960. En cuanto tuvieron su traducción “exclusiva”, dejaron de distribuir las traducciones anteriores (como, por ejemplo, la versión Reina-Valera, la más utilizada por los protestantes hispanohablantes durante medio milenio). Hubo un Comité de Traducción organizado por la secta y cuyos integrantes han permanecido anónimos. La edición más reciente es la de 1984 en inglés, correspondiente a la de 1987 en español. No emplean la división en dos testamentos, sino que sustituyen esta denominación universalmente aceptada (testamento viene del griego diatheke y del hebreo berit, términos que significan “alianza”) por la partición “Escrituras Hebreo-Arameas / Escrituras Griegas Cristianas”. Los libros denominados deuterocanónicos no aparecen en la TNM, pues se consideran apócrifos. Y lo más curioso es que la versión jehovista que manejamos de la Biblia no es una traducción directa de las lenguas originales al español, sino que es una traducción de la traducción inglesa.
3. Esta versión de la Biblia no puede considerarse traducción, ya que manipula conscientemente multitud de expresiones de la Sagrada Escritura para adaptarlas a las doctrinas jehovistas.
Los testigos de Jehová presumen de que, a diferencia de otras traducciones, la TNM es una “versión en lenguaje moderno”. En la primera página de la edición se asegura que está realizada “consultando fielmente los antiguos textos hebreo y griego”. Es verdad que utilizan puntualmente otras traducciones bíblicas, pero sólo para tomar los versículos que les interesan en un momento determinado. Hay un principio doctrinal que marca las directrices a la hora de manipular en su propia versión los pasajes que hagan falta y les hace buscar “apoyos” en otras traducciones que, además, denigran como inexactas y falseadas. Este principio es lo establecido por la cúpula de la secta a través de la Watchtower Society, y que aparece en sus publicaciones, que dicen qué se ha de leer, cómo se ha de leer y para qué se ha de leer en la TNM.
Todo lo que contradiga su aparato doctrinal es modificado. En primer lugar, en cuanto a la divinidad de Cristo. Observamos las manipulaciones, entre otros pasajes bíblicos, en Jn 1,1 (“la Palabra era un dios”), Rm 9,5 (“el Cristo según la carne: Dios, que está sobre todos, [sea] bendito para siempre”), Tit 2,15 (“aguardamos la feliz esperanza y la gloriosa manifestación del gran Dios y de[l] Salvador nuestro, Cristo Jesús”), y 2 Ped 1,1 (“por justicia de nuestro Dios y de[l] Salvador Jesucristo”), disociando en estos dos últimos casos a Dios de Jesús, e introduciendo palabras en los dos primeros, pisando así el texto original griego. También todo lo referente a la identidad del Espíritu Santo, que no sólo aparece en minúsculas, sino despersonalizado, como por ejemplo en Gn 1,2 (“la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro sobre la superficie de las aguas”).
Algo especialmente burdo es la forma de traducir el verbo griego estin (“es”) en las palabras de la Cena del Señor: “esto significa mi cuerpo… esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre” (Lc 22,19-20). Encontramos falsificaciones semejantes en todo lo relativo a la escatología, con los términos alma, infierno, etc. Un trueque verdaderamente curioso es el que aparece en la puntuación de las palabras de Jesús a uno de los malhechores crucificados con él, para evitar cualquier atisbo de retribución inmediata post mortem. En la TNM leemos así: “verdaderamente te digo hoy: estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43). Cambian, además, el término “cruz” por “madero de tormento” (así, por ejemplo, en Flp 2,8).
Se ve que algunos pasajes se les “colaron” al principio, como el de Heb 1,6. Si en la edición española de 1961 se leía “y que todos los ángeles de Dios le adoren”, en la actual se sustituye el último verbo por “le rindan homenaje”, una modificación clara del sentido del verbo griego original, proskyneo, que significa “adorar, postrarse de rodillas”.
4. De forma contradictoria, los testigos de Jehová mezclan en su TNM el literalismo bíblico (fundamentalismo) con una manipulación calculada de muchos de sus textos. Autores de todas las denominaciones cristianas han rechazado esta versión.
El experto católico Prudencio Damboriena ha señalado en la TNM “un prejuicio hermenéutico adoptado por los jehovistas de dar un significado invariable y con frecuencia arbitrario a cada vocablo… de ahí no sólo el inmovilismo exegético, sino también la fijación absurda de toda una serie de vocablos bíblicos”. Habla también del “método defectuoso de traducción”, “trasnochado literalismo”, etc. El protestante español Juan Antonio Monroy denominó a la TNM “una Biblia truncada”, “un remiendo de Biblia”, “la versión más desdichada”… y llegó a decir que los testigos de Jehová tendrán que “dar cuenta de tamaño sacrilegio”.
Me parece muy interesante esta reflexión que firma un autor evangélico, Daniel B. Wallace, fundador del Centro para el Estudio de los Manuscritos del Nuevo Testamento, cuando comenta las diversas ediciones de la biblia en inglés: “debido a la polarización sectaria del grupo, así como de la carencia de una erudición bíblica genuina, yo creo que la TNM es la peor traducción en inglés. Intenta ser palabra por palabra, y en la mayoría de los casos es sumisamente literal al punto de tener un inglés terrible. Pero, irónicamente, cada vez que una ‘vaca sagrada’ es aniquilada por los mismos escritores bíblicos, los testigos de Jehová cambian el texto y recurren a un tipo de traducción interpretativo”.
En el documento “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”, publicado por la Pontificia Comisión Bíblica en 1993, se explica en qué consiste la lectura fundamentalista o literal de la Sagrada Escritura: “una interpretación primaria, literalista, es decir, que excluye todo esfuerzo de comprensión de la Biblia que tenga en cuenta su crecimiento histórico y su desarrollo. Se opone, pues, al empleo del método histórico-crítico, así como de todo otro método científico para la interpretación de la Escritura”. Esto es lo que pasa en la TNM, tanto en su texto como en su lectura por parte de los adeptos de la secta. De aquí provienen consecuencias tan controvertidas como su rechazo de las transfusiones de sangre, por poner un ejemplo bien conocido.
Continuando con lo que dice el documento católico, la lectura fundamentalista “se enraíza en una ideología que no es bíblica, a pesar de cuanto digan sus representantes. Ella exige una adhesión incondicionada a actitudes doctrinarias rígidas e impone, como fuente única de enseñanza sobre la vida cristiana y la salvación, una lectura de la Biblia que rehúsa todo cuestionamiento y toda investigación crítica”. Además, esta postura “tiene frecuentemente la tendencia a ignorar o negar los problemas que el texto bíblico presenta en la formulación hebrea, aramea o griega”.
5. Las personas que empleen la biblia jehovista, en definitiva, no tienen entre sus manos una traducción más o menos discutible del texto sagrado, sino una falsificación.
Los testigos de Jehová han publicado versiones interlineales de su biblia, donde puede observarse con claridad dónde están las tergiversaciones del texto inspirado. En estas ediciones aparecen los textos originales en hebreo y griego, con la traducción literal debajo, palabra por palabra. Y al lado, el texto compuesto por la secta, que contradice en numerosas ocasiones a lo que dicen las lenguas antiguas. No podemos hablar de una traducción ni de una Biblia, ni siquiera de una interpretación, sino de una clara falsificación.
Retomando el documento de la Pontificia Comisión Bíblica de 1993, cabe señalar, aplicándolo a los testigos de Jehová, a su TNM y sobre todo a su forma de leer e interpretar la Escritura, que “el acercamiento fundamentalista es peligroso, porque seduce a las personas que buscan respuestas bíblicas a sus problemas vitales. Puede engañarlas, ofreciéndoles interpretaciones piadosas pero ilusorias, en lugar de decirles que la Biblia no contiene necesariamente una respuesta inmediata a cada uno de sus problemas. El fundamentalismo invita tácitamente a una forma de suicidio del pensamiento”.
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