MADRID, 14 Ago. 18 (ACI Prensa).- La película documental “Dos Coronas”, sobre la vida de San Maximiliano Kolbe, se estrenará próximamente en América Latina después de su éxito en los cines de Europa.
El 14 de Agosto se celebra la fiesta de San Maximiliano Kolbe, sacerdote asesinado por los nazis en el campo de concentración de Auschwitz y patrón de las familias y de los comunicadores católicos.
Su vida fue llevada al cine en la película documental “Dos Coronas”, que presenta cómo este santo polaco dedicó su vida a la evangelización.
Después del éxito en Europa, en los próximos meses está previsto que llegue a América Latina por petición popular, según informó la distribuidora Bosco Films.
En las próximas semanas se conocerán los países y cines en donde se podrá visualizar esta película documental.
“Dos Coronas” combina la recreación de hechos hasta ahora desconocidos, con las declaraciones de expertos y de personas que le conocieron y quedaron impactados por sus palabras y acciones. El filme cuenta también la fundación de dos periódicos y organizó una imprenta en Polonia, así como su traslado temporal a Japón para la misión.
Durante la invasión nazi de Polonia, San Maximiliano fue detenido y llevado como prisionero a una cárcel de Varsovia y posteriormente fue trasladado al campo de concentración de Auschwitz.
El P. Jose Stemleer, uno de los sacerdotes que también permaneció recluido en el campo de concentración, recuerda sobre San Maximiliano que “era verdaderamente bueno. Para él no existían enemigos, amaba a cada persona en Dios”.
“Yo quería vivir y fui a verlo. La manera como apretaba tan cálidamente mi mano, y el modo como refería todo a la misericordia de Dios, me reanimaron. Me invitó a que tuviera fe en la victoria del bien”, señala el P. Stemleer.
En ese encuentro, San Maximiliano le dijo al sacerdote: “el odio no es creativo, solo el amor crea. Estos sufrimientos no nos aplastarán, sino que nos ayudarán a fortalecernos. Son necesarios, incluso para que los que vengan después de nosotros sean felices”.
En julio de 1941, uno de los prisioneros del campo escapó. La norma era que por una persona que escapaba, diez debían morir.
Uno de los elegidos para morir fue un padre de familia. San Maximiliano se ofreció para cambiarse por él y morir en su lugar.
El santo polaco y los otros nueve presos fueron obligados a guardar ayuno hasta la muerte. Como después de tres semanas San Maximiliano seguía con vida, los oficiales nazis le administraron una inyección letal.
Durante todo su tiempo en el campo de concentración, San Maximiliano celebró la Misa para los presos e impartió los sacramentos.
Fue beatificado en 1971 y canonizado en 1982 por San Juan Pablo II.
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