Del 31 de agosto al 4 de septiembre, el Papa Francisco visitó Mongolia como destino de su 43º viaje apostólico al extranjero. Esta nación de Asia central, que solo cuenta con unos 1.500 católicos, acogió con gran expectación al Papa Francisco en esta visita marcada por el trasfondo geopolítico y el significado histórico.
Aleteia ofrece un resumen de los principales actos y declaraciones del Papa en la capital del país, Ulán Bator.
Tras un vuelo de más de nueve horas, el primer Papa aterrizó en la capital del país el 1 de septiembre de 2023, tras haber salido de Roma la noche anterior. Después una ceremonia de bienvenida en el aeropuerto, el Papa se dirigió a la Nunciatura Apostólica, donde descansó el resto del día.
Esto no impidió que pequeños grupos de ciudadanos le esperaran en las calles de Ulán Bator, ni que el gobierno organizara un banquete tradicional en su honor. Aunque no se esperaba que asistiera, el evento estuvo marcado por varias horas de actuaciones que manifestaban la cultura mongola, incluidas carreras de caballos y tiro con arco. El Secretario de Estado del Papa, el cardenal Pietro Parolin, asistió a la celebración como representante del Papa.
2La Santa Sede y Mongolia: una larga historia
El 2 de septiembre de 2023, el Papa Francisco participó en sus primeros compromisos en Mongolia, reuniéndose con líderes estatales, políticos, autoridades locales y el cuerpo diplomático. El Pontífice se reunió con el presidente del país, Ukhnaagiin Khürelsükh, y le regaló una copia de un antiguo manuscrito conservado en la Biblioteca Vaticana.
Datada en 1246, esta carta mostraba algunas tensiones de la época entre el Papa Inocencio IV, y el gobernante de Mongolia, el Khan Güyük, nieto de Gengis Khan. Sin embargo, el Papa Francisco quiso recordarla como un primer contacto histórico entre los dos estados y esperó que pudiera ser un «signo de una antigua amistad que crece y se renueva».
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A continuación, el Papa dirigió un discurso a las autoridades, destacando cómo Mongolia es y ha sido promotora de la paz y la libertad religiosa a lo largo de la historia.
«Una profunda sensibilidad espiritual pertenece a la fibra misma de vuestra identidad cultural, y es apropiado que Mongolia sea un símbolo de libertad religiosa. En la contemplación de horizontes ilimitados y poco poblados, vuestro pueblo ha desarrollado un refinado sentido espiritual, nacido de alimentar el silencio y la interioridad», explicó el Papa
A continuación, destacó cómo los católicos también pueden contribuir al futuro de la nación.
«Me complace que esta comunidad, por pequeña y discreta que sea, comparta con entusiasmo y compromiso el proceso de crecimiento del país, difundiendo la cultura de la solidaridad, la cultura del respeto universal y la cultura del diálogo interreligioso, y trabajando por la justicia, la paz y la armonía social», dijo el Papa. «Estoy seguro de que los católicos mongoles seguirán ofreciendo con prontitud la contribución que les corresponde».
3NUESTRA SEÑORA DEL CIELO: DE LA BASURA A UNA CATEDRAL
Tras reunirse con los representantes políticos, el Papa Francisco se dirigió a la Catedral de san Pedro y san Pablo para encontrarse con la pequeña comunidad católica del país, formada por solo ocho parroquias y que cuenta con el cardenal más joven de la Iglesia. Antes de comenzar el acto, se reunió con una anciana que hace más de una década encontró una estatua de María en la basura. Nuestra Señora del Cielo, como se llama la estatua, ocupa ahora un lugar especial en la catedral.
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«Reconozcamos también a tantos fieles servidores del Evangelio en Mongolia que están ahora aquí con nosotros y que, habiendo gastado su vida por Cristo, pueden ‘ver’ y ‘gustar’ las maravillas que su bondad sigue realizando en vosotros y a través de vosotros», dijo el Papa Francisco al clero, misioneros y otros trabajadores de la Iglesia presentes, recordando también a todos los que han contribuido a la evangelización de Mongolia en los últimos 30 años de presencia católica en el país.
«El Señor mismo os ha elegido y cree en vosotros; yo estoy con vosotros y de todo corazón os digo: ¡gracias; gracias por vuestro testimonio, gracias por vuestras vidas derramadas por el Evangelio!»
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4uNA REUNIÓN INTERRELIGIOSA ÚNICA
El 3 de septiembre, el Papa Francisco se reunió con 11 líderes religiosos diferentes, representantes de las numerosas confesiones de Mongolia. Escuchó especialmente a Kamba Nomun Khan, abad del monasterio budista de Gandan, en Ulán Bator, quien destacó, sin decir nombres, las diferentes persecuciones que han sufrido sus hermanos budistas en el pasado y todavía hoy. El budismo es la religión mayoritaria en Mongolia.
A continuación, el Papa escuchó a representantes de las comunidades chamán, ortodoxa, judía, bahaí, musulmana, hindú, evangélica, adventista y de los Testigos de Jehová.
«Aquí, en efecto, el cielo, tan claro y azul, abraza estas tierras vastas e imponentes, como para recordarnos los dos aspectos esenciales de la vida humana: el terrenal, constituido por nuestras relaciones con los demás, y el celestial, consistente en nuestra búsqueda del Otro trascendente», dijo el Papa.
«Hermanos y hermanas, el significado social de nuestras tradiciones religiosas puede medirse por la medida en que somos capaces de vivir en armonía con otros peregrinos en esta tierra y podemos fomentar esa armonía en los lugares donde vivimos».
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5«CIAO, NI HAO, VIVA IL PAPA»
El domingo por la tarde, el Papa Francisco celebró una misa para los fieles mongoles y los cientos de católicos llegados de los países vecinos. En particular, varios católicos chinos habían acudido a ver al Pontífice, a pesar de la prohibición de su gobierno. Se les había visto por las calles de la capital mongola, a menudo tapándose la cara o evitando las preguntas de los periodistas.
Al final de la misa, en un movimiento inesperado y espontáneo, el Papa Francisco envió un mensaje directo a China, mientras cogía de la mano al obispo de Hong Kong, el cardenal electo Stephen Chow. El Pontífice pidió a los católicos chinos «ser buenos cristianos y buenos ciudadanos».
«Ciao, ni hao, viva il Papa», gritaban, una mezcla de italiano y chino que significa «¡Hola, hola, viva el Papa!»
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«En esta vida experimentamos a menudo el desierto con la soledad, la fatiga y el vacío», dijo el Papa durante su homilía a los cerca de 2.500 fieles presentes. «La fe cristiana es la respuesta a esta sed […] Porque en esta sed reside el gran misterio de nuestra humanidad: abre nuestro corazón al Dios vivo, al Dios del amor, que sale a nuestro encuentro y nos hace hijos suyos, hermanos entre nosotros. Porque solo el amor sacia verdaderamente nuestra sed. No lo olvidemos nunca: solo el amor sacia verdaderamente nuestra sed».
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