Así lo indicó el Cardenal en la Plaza Mayor de Lima y en presencia del Presidente del Perú, Pablo Kuczynski, autoridades civiles, militares y policiales, obispos, sacerdotes, así como miles de fieles presentes.
Santa Rosa, dijo el Arzobispo, “con su vida sencilla y austera, con su carácter dulce, con su ardiente palabra, con su apostolado entre los pobres, entre los enfermos, fue una evangelizadora intrépida, dio el testimonio elocuente del papel decisivo que la mujer ha tenido y sigue teniendo en el anuncio del Evangelio y en la vida del país”.
Tras pedir un aplauso por las mujeres y su labor allí donde se encuentran, el Arzobispo afirmó que “siempre la Iglesia les ha tenido una particular delicadeza y cariño porque nos viene de la Madre de Dios, la Virgen María. Desde pequeñitos hemos aprendido que la mujer tiene un papel irremplazable en la vida de un país, de una familia y de una sociedad”.
Hoy, dijo el Arzobispo de Lima, “el pueblo peruano en todos los rincones se moviliza para ir a ver a Santa Rosa, en Lima de una manera especial. (…) El pueblo se pronuncia en ese gesto de piedad popular, tan propia de nuestra manera de expresarnos: procesiones, amor a los santos, amor a la cruz, en la visita a ese pozo de los deseos de Santa Rosa de Lima” en la iglesia dedicada a ella y ubicada en el centro histórico de la ciudad.
“Todos nosotros sabemos que nuestro amor a la Iglesia nos lleva a tener el amor y respeto a las autoridades y a la patria. Jamás habrá interferencias, es bueno comprender con buena voluntad que la Iglesia y los católicos promovemos las enseñanzas de Cristo, no las imponemos”, continuó.
Con ese respeto, prosiguió, “solicitamos la responsabilidad de quienes ejercen libre y responsablemente sus deberes patrióticos de comprender esa armonía y esa cercanía que está en la naturaleza de la Iglesia”.
La Santa, subrayó el Cardenal, enseña también “ese servicio en silencio y humilde, decía ella: 'cuando servirnos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús'. Los pobres y los enfermos: este es el camino de la Iglesia, esta es una característica que la distingue desde hace más de 400 años”.
“Yo le pido especialmente a Santa Rosa de Lima: cuida a nuestra familia, cuida a esos niños y a esas niñas, enséñanos, ¿cómo vamos a discutir? Estamos para ayudarnos, para querernos, para comprendernos, tenemos que buscar tanta cosa que nos une”.
Tras expresar su agradecimiento a los policías y las enfermeras del Perú, que celebran hoy su día, el Purpurado animó a agradecer “al Señor por habernos dado a esta mujer, por el coraje de su fe, por su presencia aquí y ahora”.
Al finalizar la Santa Misa se leyó el documento mediante el cual el Papa Francisco impartió su bendición y ofreció la indulgencia plenaria para quienes hayan participado de la solemne celebración de la apertura del año jubilar de Santa Rosa de Lima.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 29 de agosto de 2016
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