(ZENIT – Roma).- Este próximo lunes y martes de noviembre, el papa Francisco viaja a Suecia con motivo de los 500 años de la Reforma protestante. Un viaje en el que como explicó el cardenal Kurt Koch, sobre la Reforma protestante es necesario distinguir ‘festejo’ de ‘conmemoración’.
En una entrevista publicada hoy por la revista Civitá Cattolica sobre el viaje a Suecia, el Papa señala dos palabras: ‘reforma’ y ‘Escritura’, y las explica.
“La primera la palabra es ‘reforma’. Al inicio lo de Lutero fue un gesto de reforma en un momento difícil de la Iglesia. Lutero quería poner un remedio a una situación compleja. Pero después este gesto –también debido a situaciones políticas, pensemos al cuius regio eius reeligio— se volvió un ‘estado’ de separación y no un proceso de reforma de toda la Iglesia, que en cambio hubiera sido fundamental, porque la Iglesia es ‘semper reformada’”.
Sobre la segunda palabra ‘Escritura’, explica que “Lutero realizó un paso grande para poner la Palabra de Dios en las manos del pueblo” y son “las dos cosas que podemos profundizar mirando a la tradición luterana”.
Señala que “le corresponde a los teólogos seguir el diálogo y estudiar los problemas”. Y si bien se alegra por “los resultados alcanzados con el gran documento ecuménico sobre la justificación”. Y el diálogo teológico tiene que proseguir, aunque reconoció “que no será fácil”.
“Personalmente considero –añadió Francisco– que se deba desplazar el entusiasmo hacia la oración común y las obras de misericordia, o sea el trabajo hecho juntos para ayudar a los enfermos, a los pobres y a los encarcelados”. Y también en la educación.
Entretanto consideró que hacer proselitismo es una actitud pecaminosa, porque como enseñó Benedicto XVI “la Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción”. Porque sería transformar a la Iglesia en una organización. Recordó además que existe el ‘ecumenismo del sangre’, que sucede también en nuestros días: “los ortodoxos, los mártires coptos asesinados en Libia… Es el ecumenismo de la sangre”.
“Debemos empezar –señala el Pontífice– a encontrarnos unos con otros. Si no lo hacemos, nos enfermamos de división. Mi esperanza es poder dar un paso hacia adelante, para estar más cerca de mis hermanos y hermanas, que viven en Suecia”.
Hablando de la sociedad de hoy señaló que es necesario desarrollar la transcendencia, “porque esta abre el camino hacia Dios”. Y para ello no se necesitan tantas palabras o discursos, porque quien vive en la transcendencia da un testimonio vivo. Señaló también que la falta de inquietud por lo sobrenatural está muy relacionada con el bienestar y contra el ateísmo vale realmente solo la oración y el testimonio.
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