En el diálogo sostenido con Noel Díaz el pasado 22 de noviembre y difundido este 29 de enero, el Santo Padre afirmó que “lo que me gustaría dejar, dejar en cada hogar cristiano, en cada familia cristiana, en cada pueblo cristiano (es) la conciencia de que el espíritu del mundo no es de Dios, es la antítesis de Dios”.
El Papa resaltó que “nosotros tenemos que estar en el mundo, no somos monjes de clausura, tenemos que estar bien metidos en el mundo”, teniendo siempre cuidado de que “la mundanidad no nos corrompa”.
“La mundanidad empieza por el dinero, el diablo entra por el bolsillo, en el dinero. Jesús al dinero le dio estatus de señor, cuando dice nadie puede servir a dos señores, a dos patrones, o sirve a Dios o sirve al dinero, no dice al diablo, al dinero, o sea es señor, señor del mundo”.
Francisco explicó que “servir a Dios significa no estar dependiendo del dinero, al centro de mi vida está el Señor, no el dinero. Ese pasaje del Evangelio a mí siempre me impresionó, Jesús dice el señor dinero, es un señor pero cuando manda destruye, cuando se usa para utilizar a las personas”.
El Papa precisó que el dinero da una “seguridad que no es la de Dios. Simplemente que uno necesita su sueldo de todos los meses todo, pero vivirlo con cierta sobriedad, austeridad”.
Para explicar el apego que a veces tienen las personas al dinero, Francisco contó el caso de un hombre millonario que tres días antes de morir compró una villa lujosa. En los “umbrales de la eternidad”, dijo, “no pudo liberarse del dinero”.
“No digo que se haya condenado o no, porque recibe el sacramento y Dios sabe perdonar, pero el dinero, cuando te agarra… pero ese es el primer paso adonde te lleva el dinero, a la vanidad”.
La vanidad es el segundo paso en el camino del espíritu del mundo. Ese pecado, dijo el Papa Francisco, “te llena la cabeza de humo. Entonces uno en vez de mirar a la gente a los ojos, la mira así, la mira de costado. Soy superior, la vanidad, le gusta aparentar al vanidoso, como el pavo real, el pavo real uno lo mira y que cosa hermosa, pero ¿Cuál es la verdad del pavo real? Da la vuelta y miras lo de atrás, es la verdad hablo de cosas reales. El segundo paso es la vanidad".
"¿Cuál es el tercer paso? El orgullo, la soberbia y de ahí todos los pecados”.
“El primer paso el dinero, el diablo se mete por el bolsillo, segundo paso la vanidad, porque tengo el dinero soy vanidoso, en vez de usarlo para bien lo uso para mí mismo, para maquillarse el alma, maquillarme la vida, maquillarme todo, maquillarme la importancia social, lo que sea”, continuó.
“El tercer paso –reiteró el Santo Padre– es el orgullo, la soberbia, que es la virtud del demonio”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 30 de enero de 2017
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