“Con el pretexto de la ‘corrección política’, la fe y la moral cristianas se tachan de hostiles y ofensivas, y por tanto, como algo que hay que eliminar del discurso público”. “Este temor a que el cristianismo desempeñe su legítimo papel en el espacio público revela una visión ‘reduccionista’ de la libertad religiosa o de creencia, limitada a la mera libertad de culto”, señaló el Prelado.
Durante su intervención inaugural en la sesión de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) el pasado 14 de diciembre en Viena (Austria), Mons. Camilleri denunció que en el Viejo Continente también ocurren “actos de vandalismo contra espacios religiosos y símbolos; contra cruces, imágenes y otros elementos religiosos, así como el robo y el abuso sacrílego de lo que los cristianos consideran sagrado”, hechos que muestran intolerancia y “en muchos casos actos delictivos cometidos con un motivo sectario”.
En ese sentido, expresó su preocupación ante “la creciente marginación de la religión, en especial del cristianismo, que está teniendo lugar en algunas naciones que sin embargo hacen mucho énfasis en la tolerancia”.
“Hay algunos que propugnan silenciar la voz de la religión, o al menos relegarla a la mera esfera privada. Hay quien quiere evitar la celebración pública de fiestas cristianas, como la Navidad, con el pretexto de que puede molestar a los de otras religiones o a los no creyentes”. “Actuar y hablar públicamente como un cristiano en la vida profesional nunca fue tan arriesgado”, dijo el funcionario vaticano.
Mons. Camilleri dijo que estos ejemplos son parte de un “sentimiento anticristiano” que, como señaló Benedicto XVI, se basa en oponer “la libertad religiosa contra alguna noción genérica de tolerancia y no discriminación”.
Sin embargo, aclaró que la tolerancia y la no discriminación “no deberían ser utilizadas o interpretadas de un modo que restrinja la libertad religiosa o de creencia u otras libertades fundamentales”.
“Un predicador cristiano que respetuosa y fielmente enseña los principios religiosos y morales de su Iglesia, está protegido por la libertad religiosa, incluso cuando la opinión mayoritaria se sienta incómoda con esta proclamación”, afirmó el Prelado, que llamó a “despertar la preocupación ante esta discriminación contra los cristianos”, que tienen el derecho a “expresar públicamente su identidad religiosa” sin sufrir presiones.
El funcionario vaticano señaló que esta intolerancia contra la religión en la vida pública es lo que el Papa Francisco llamó “la educada persecución de los cristianos”.
Mons. Camilleri recordó que la Iglesia no pretende sustituir a los políticos ni ofrece soluciones técnicas a los problemas del mundo; sin embargo, los Estados deben incluir “a las comunidades religiosas en el diálogo nacional”.
“Los Estados deberían apreciar las intervenciones de los representantes de las comunidades religiosas que dan sus puntos de vista –basados en convicciones morales que se derivan de su fe– sobre asuntos de la vida ordinaria y, en particular, en las disposiciones legislativas y administrativas de su país”, concluyó.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 20 de junio de 2014
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