“Jesús nació de mujer para una misión de salvación, y su madre no está excluida de tal misión, de hecho, están íntimamente asociados”, indicó el Santo Padre, ante los 50.000 fieles que, según la Gendarmería Vaticana, se congregaron en la Plaza de San Pedro este domingo 1 de enero.
“En los últimos días hemos fijado nuestra mirada adorante en el Hijo de Dios, nacido en Belén. Hoy, Solemnidad de Santa María Madre de Dios, dirigimos los ojos a la Madre, pero acogiendo a uno y a otro en estrecha unión”, indicó el Pontífice
“Este vínculo –continuó– no finaliza con el hecho de haber engendrado al Salvador. María es consciente de ello, por lo que no se cierra a considerar únicamente su relación materna con Jesús, sino que permanece abierta y se preocupa por todos los acontecimientos que suceden a su alrededor: conserva y medita, escudriña y profundiza, como recuerda el Evangelio de hoy”.
María, resaltó el Pontífice, “dio su ‘sí’ y dio su disponibilidad a participar en la ejecución del plan de salvación de Dios. Silenciosa y atenta, trata de entender lo que Dios quiere de ella en su día a día”.
Francisco se centró en el significado de la visita de los pastores a la Sagrada Familia, pues “ofrece la ocasión para acoger cualquier elemento de la voluntad de Dios que se manifiesta en la presencia de estas personas humildes y pobres. El evangelista Lucas narra la visita de los pastores a la cueva en una sucesión incesante de verbos que expresan movimiento: van sin demora, encuentran al Niño con María y José, lo ven, relatan lo que de Él se ha dicho y, finalmente, glorifican a Dios”.
Asimismo, subrayó cómo “María sigue atentamente el paso de los pastores, porque ya se percibe en ella el movimiento de salvación que surgirá de la obra de Jesús, y se prepara, lista a atender cualquier solicitud por parte del Señor”.
“Dios pide a María no sólo ser la madre de su Hijo unigénito, sino también cooperar con el Hijo y para el Hijo en el plan de salvación, con el objetivo de que en ella y por medio de ella, humilde sierva, se cumplan las grandes obras de la misericordia divina”.
“De esta manera, mientras, como los pastores, contemplamos el icono del Niño en los brazos de su Madre, sentimos crecer en nuestro corazón un sentimiento de inmenso agradecimiento a Aquella que ha dado al mundo el Salvador”, concluyó el Papa Francisco.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 1 de enero de 2017
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