(ZENIT – 30 julio 2018).- El Patriarcado Latino de Jerusalén, el 30 de julio de 2018, emitió una declaración expresando “gran preocupación” sobre la nueva Ley del Estado-nación israelí.
La Ley fue adoptada por la Knesset (parlamento de Israel) con 62 votos a favor, 55 en contra y dos abstenciones el 19 de julio de 2018. La Ley define a Israel como el Estado-nación del pueblo judío.
Declaración del patriarcado
La Ley fundamental promulgada recientemente: “Israel, el Estado-nación del pueblo judío” es motivo de gran preocupación. Aparentemente promulgada por razones políticas internas, al definir a Israel como el estado-nación del pueblo judío, la ley no proporciona ninguna garantía constitucional para los derechos de los indígenas y otras minorías que viven en el país. Los ciudadanos palestinos de Israel, que constituyen el 20%, están flagrantemente excluidos de la ley.
Está más allá de la concepción de que una Ley con efecto constitucional ignora a un segmento completo de la población como si sus miembros no existieran. La ley puede no tener efectos prácticos, sin embargo, envía una señal inequívoca a los ciudadanos palestinos de Israel, en el sentido de que en este país no están en casa. El idioma árabe ha sido degradado de un idioma oficial a un idioma con “un estado especial”, y con el compromiso de trabajar en el desarrollo del asentamiento judío en la tierra, sin mencionar el desarrollo del país para el resto de sus habitantes.
Esta Ley Básica es exclusiva en lugar de inclusiva, disputada en vez de consensuada, politizada en lugar de enraizada en las normas básicas que son comunes y aceptables para todas las fracciones de la población. Esta ley discriminatoria contraviene directamente la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como la propia Declaración de Independencia de Israel. El primero garantizaba el establecimiento de un Estado judío al tiempo que garantizaba plenos derechos civiles a los árabes que vivían en él y, en el segundo, los fundadores del país se comprometían clara e inequívocamente a fomentar su desarrollo en beneficio de todos sus habitantes y garantizar la completa igualdad de derechos. derechos sociales y políticos para todos, independientemente de su religión, raza o sexo.
“Dignidad y Libertad Humana”
Finalmente, esta ley contraviene y contradice la Ley Básica: “Dignidad y Libertad Humana” promulgada en 1995 que garantiza el respeto de la dignidad de cada persona. Donde hay discriminación, no hay dignidad.
En otras palabras, la ley dice que no hay derechos iguales entre judíos y árabes y se niega a reconocer su existencia.
No es suficiente tener y garantizar los derechos individuales. Cualquier estado con grandes minorías debe reconocer los derechos colectivos de estas minorías y garantizar la preservación de su identidad colectiva, incluidas sus tradiciones religiosas, étnicas y sociales.
Los ciudadanos cristianos de Israel tienen las mismas preocupaciones que cualquier otra comunidad no judía con respecto a esta ley. Instan a todos los ciudadanos del Estado de Israel que todavía creen en el concepto básico de la igualdad entre los ciudadanos de la misma nación, para expresar su objeción a esta ley y los peligros que de ella se derivan para el futuro de este país.
Patriarcado Latino de Jerusalén
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