El cardenal Pell asegura que hace falta una «grandísima reforma» pero hay que ir paso a paso



George Pell, cardenal arzobispo de Sidney, representante del continente australiano dentro del “Consejo de los ocho cardenales” instituido recientemente por el Papa para ayudarlo en la acción de gobierno de la Iglesia y para estudiar una reforma de la Curia Romana, habla de la “grandísima reforma” que deberá hacerse en el Vaticano afrontando, sin embargo, “un problema a la vez”. Y el IOR, dice, “no es más que uno de los problemas.


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¿Cuál es, entonces, la reforma más urgente dentro de los sagrados muros?



La de los hombres. En el sentido de que el punto determinante es la capacidad y la competencia de los jefes de los diversos “ministerios” de la Curia. El verdadero nudo es este. Luego viene la reforma de las estructuras, las eventuales fusiones y lo demás. Pero antes hay que ver lo de los hombres, porque el trabajo de la Curia es delicado. Es un trabajo que debe llevarse a cabo a menudo en soledad, en aislamiento. No es sencillo.


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Recientemente, durante una audiencia privada, el Papa ha hablado de la existencia de un “lobby gay” en el Vaticano. ¿Es también éste uno de los tantos problemas?


No sé nada al respecto, y por lo tanto, no puedo decir nada. He hablado con el Papa que ciertamente es consciente, como lo soy yo, de que la Curia Romana está compuesta en gran parte por gente honesta, que trabaja bien y para el bien. Y es desde estas personas que se puede partir.


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Se dice que en el Cónclave ha perdido el “partido romano”. ¿Es así?


Decir así es demasiado. Creo, sin embargo, que algo de lo que todos son conscientes, también dentro de la misma Curia (italianos incluidos), es que se necesita más universalidad. Toda la Iglesia debe estar representada en el Vaticano.


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¿Se necesita un “moderador curiae”, una figura que coordine toda la Curia y al mismo tiempo interactúe con el Papa?


De por sí serviría. Pero la pregunta que me hago y que quiero hacer en estos meses de trabajo es: ¿qué diferencia hay entre el “moderator curiae” y el sustituto de la Secretaría de Estado? Es necesario responder bien porque la reforma de la Curia no debe significar más burocracia.


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Sobre el Consejo de los ocho cardenales se escuchan voces discordantes. Está quien lo ve como un órgano de poder real, una novedad amenazante para Roma, y quien cambio minimiza su importancia. ¿Qué es exactamente este Consejo?


Para mí es un “kitchen cabinet”, un grupo interno de consejeros que apoya al Papa en el gobierno. ¿Cómo se relacionará este grupo con la Curia? La respuesta todavía está por descubrirse. Sin duda es una opción de mayor colegialidad, una colegialidad que obviamente no puede ejercerse sin el primado de Pedro. Los obispos además son, según el Concilio Vaticano II, los sucesores de los Apóstoles y no delegados papales. En la Iglesia no existen precedentes recientes al respecto. Sólo es comparable el Consejo general de los jesuitas, donde los consejeros hablan, aconsejan y luego dejan que la última decisión sea del superior. Así haremos nosotros. Hablaremos, buscaremos soluciones para el gobierno y para la reforma, sabiendo bien que la última palabra es del Papa.


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¿La novedad del “Consejo de los ocho” traerá otras novedades en el ejercicio del ministerio de los obispos?


Es todavía pronto para decirlo. Ciertamente lo que cambiará en el futuro es el Sínodo de los Obispos. Pero no sabemos precisamente cómo tendrá lugar este cambio.


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¿Cuál es la novedad principal que, hasta ahora, ha traído el Papa Francisco?


Sobre todo, una novedad de estilo. Su modo sencillo de hablar captura a la gente, es indudable. El mensaje, sin embargo, es el de siempre, el mensaje del Dios único de Abraham, Isaac y Jacob.


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Benedicto XVI tenía muchos teólogos de referencia y en los cuales se inspiraba. Más allá de Hans Urs Von Balthasar y el mundo que giraba a su alrededor, los padres de la Iglesia, Agustín, san Buenaventura. ¿Qué referencias tiene el Papa Bergoglio?


Sobre todo, san Ignacio de Loyola y sus ejercicios espirituales. Y antes aún San Francisco de Asís. El Papa Bergoglio comprende la importancia de los símbolos y de las palabras de Francisco, que dijo: “Predicad el Evangelio, y si fuera necesario, usad también las palabras”. Bien y mal, fe y miedo, son aspectos siempre presentes y en tensión en la teología ignaciana que el Papa refleja fielmente. Su acercamiento es más pastoral que teológico. Y luego tiene siempre presente el tema, muy sentido en Argentina, de las desigualdades sociales.


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Fuente: La Repubblica


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo


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