“Este médico especialista en fertilidad abiertamente reconoce que fue a México, donde ‘no hay reglas’ para evadir los procesos de revisión en curso y las regulaciones existentes en Estados Unidos”, dijo la Dra. Marcy Darnovsky, directora ejecutiva del Centro para la Genética y Sociedad, con sede en Berkeley, California (Estados Unidos).
“Ningún investigador o médico tiene el derecho de burlar las normas y crear las suyas. Este es un acto irresponsable y sin ética, y sienta un peligroso precedente”.
El equipo de médicos estadounidenses incluyó al Dr. John Zhang, director médico del Centro de Fertilidad Nueva Esperanza, de Nueva York. Sus hallazgos serán presentados en el encuentro de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, en octubre de este año.
El tratamiento, que buscó evitar pasar una enfermedad genética al bebé, fue realizado en una mujer jordana. La enfermedad, llamada Síndrome de Leigh, es fatal para los niños debido a un defecto en las mitocondrias, las estructuras celulares que generan la energía que proviene de los alimentos.
La mujer y su esposo sufrieron cuatro abortos espontáneos. Uno de sus hijos falleció ocho meses después del nacimiento y otro a los seis años.
Los médicos tomaron ADN del óvulo de la madre y mitocondrias saludables del óvulo de una donante para crear un nuevo óvulo, que fue fertilizado artificialmente. Los médicos crearon cinco embriones y solo uno se desarrolló normalmente, de acuerdo a BBC News.
El niño concebido con esta técnica nació en abril y tiene ya cinco meses.
La Dra. Darnovsky expresó sus mejores deseos para la familia y el bebé, pero precisó que la agencia estadounidense de Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), ha planteado “muchas advertencias” sobre el riesgo de hijos concebidos con estas técnicas, y posiblemente a los hijos de estos.
“El precedente es muy preocupante, tanto en el sentido de los científicos que deberían saber mejor ‘aventurarse por su cuenta’ con un procedimiento riesgoso y experimental, y en un sentido en que están haciéndolo usando una técnica que es técnicamente una forma de modificación de línea germinal human”, dijo Darnovsky, refiriéndose a las modificaciones genéticas de caracteres hereditarios.
El tema ético de la técnica usada por los científicos estadounidenses ocasionó también críticas de Robert P. George, un profesor de leyes de la Universidad de Princeton que ha escrito sobre el trato ético de la persona humana en etapa embrionaria, y el Dr. Donald Landry, ex jefe del departamento de medicina del Presbyterian Hospital de Nueva York.
Ambos enviaron el 18 de febrero de 2014 una carta a la FDA, objetando que se realicen pruebas en humanos usando este procedimiento.
“El deseo de ayudar a las mujeres que sufren de desórdenes mitocondriales o infertilidad es admirable e importante”, indicaron los científicos, pero precisaron que “las necesidades de los niños creados a través de tecnologías nuevas también deben ser tomadas en cuenta”.
Los expertos indicaron que el procedimiento podría llevar a defectos de nacimiento y otros desórdenes. El procedimiento se realizaría con una relativa falta de supervisión regulatoria.
Para ambos, el procedimiento usando tres padres genéticos sería “una dramática alteración de la primera y más básica de las relaciones humanas, con consecuencias difíciles de sondear o predecir”.
El hecho de que los seres humanos tienen una única madre y un padre ha sido “inseparable de nuestras instituciones sociales más fundamentales”. Los expertos demandaron un mayor escrutinio moral para cualquier acción que “reconfigure intencionalmente el fundamento natural, biológico de la familia”.
George y Landry también objetaron que la técnica necesariamente involucra la destrucción de embriones humanos y permite “una explotación injusta e inmoral y una instrumentalización de la vida humana”.
Traducido y adaptado por David Ramos. Publicado originalmente en CNA.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 3 de febrero de 2015
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