(ZENIT – Roma).- La ciudad de Alepo ya sido liberada de la presencia de las milicias yihadistas y opositoras, revela la cara infernal de los ocupantes que desde hace más de cuatro años y medio han dominado una parte de la ciudad y el alto precio pagado por los civiles secuestrados que permanecen bajo su control. De acuerdo con informes de la agencia de noticias oficial siria Sana, el gobierno acaba de descubrir otra fosa común que contenía los cuerpos de 21 personas que murieron en el distrito este de Alepo. Detrás de los homicidios estarían ‘grupos terroristas’, según la terminología utilizada por las noticias de Siria en referencia a los yihadistas salafistas y los rebeldes asociados con ellos.
Lo indica la agencia Asia News precisando que en la tarde del 25 de diciembre los médicos forenses citados por Sana, entre los cuales está el Dr. Zahr Hajjo, confirmó que entre los cuerpos hay “cinco niños y cinco mujeres.” Las víctimas de esta matanza inexplicable fueron encontrados en una “prisión administrada por grupos terroristas en los barrios de Al Sukkari y Kallassé”. Han sido “ejecutados con disparos” como se especifica por parte de la agencia.
La ciudad de Alepo ha encontrado la paz tras un inesperado acuerdo entre Rusia, un aliado del gobierno de Siria, y Turquía que es aliada y partidaria de los grupos yihadistas e insurgentes, indica Asia News. El pacto condujo a la evacuación de los combatientes, que se dirigieron a la provincia de Idlib, un bastión del Isisy grupos yihadistas. El grupo exiliado estaría formado por 35 mil hombres armados, acompañados de sus familias, de un total de cerca de 250 mil habitantes que compone el sector oriental de Alepo, ahora liberado del componente yihadista.
En los días previos a la evacuación, la ONU había informado que había recibido informes fidedignos relativos a la ejecución de al menos 82 civiles, de los cuales 11 mujeres y 13 niños, culpando de la matanza a las fuerzas progubernamentales. En respuesta, el 26 de diciembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso denunció el descubrimiento de las “tumbas comunes que contienen decenas de cadáveres de sirios ejecutados de una manera sumaria y (de víctimas) que habían sufrido tortura salvaje”.
Entrevistado por la prensa rusa, el general Igor Konachnkov, portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, dijo que “la mayoría de ellos fueron asesinados por arma de fuego, y que muchos cuerpos no estaban completos”, sino que mostraban mutilación generalizada.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una ONG con sede en Londres y una red de informadores de la zona, confirmaron la noticia del descubrimiento el 25 de diciembre en las calles de Alepo al este de personas que murieron sin poder “aclarar la forma en que murieron estas víctimas”.
Muchos países occidentales han acusado a Rusia y el gobierno sirio, que llevó a cabo ataques aéreos durante las operaciones de liberación de los distritos al este de Alepo ocupados por los yihadistas y rebeldes. Moscú y Damasco han “cometido crímenes contra la humanidad.” Ahora el Kremlin y el gobierno sirio rechazan el remitente de estas acusaciones y hablan abiertamente de “matanzas de civiles cometidos por los terroristas con el apoyo de los países occidentales”.
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