El P. Sebastián, quien es también director del Centro de Estudios Católicos (CEC), explicó que en primer lugar “el cristianismo en sí mismo es la religión de la festividad. ¡Nosotros somos alegres por naturaleza porque vivimos de la resurrección de Cristo!”. Por lo tanto, las juntas familiares, cumpleaños y celebraciones en general son “totalmente coherentes con nuestra fe”.
Sin embargo, existe un segundo aspecto muy importante que son los excesos que se cometen en las celebraciones. Frente a esto, el Padre Seba afirmó que “no puede existir un catolicismo con paréntesis” y que frases como “yo soy católico hasta el Año Nuevo” es en el fondo “vivir la fe a mi manera”.
“Por lo mismo, ¿cuál es el límite para celebrar? El límite es la coherencia con la fe”, respondió el sacerdote miembro del Sodalicio de Vida Cristiana. “Si eres coherente con los mandamientos… si no te faltas el respeto a ti mismo, ni a tu cuerpo, ni a tu dignidad, ni a tu integridad, ni tampoco le faltas el respeto al prójimo, ¡celebra, celebra con alegría!”.
“Pero si por el contrario, si te vas a hacer daño, si te vas a exceder en algunas cosas que te van a hacer actuar sin razonar bien, y después tener que arrepentirte por las cosas que hiciste o que dijiste, entonces no llegues a ese punto”, agregó.
“Eso es lo que hay que evitar, eso son los excesos que no solamente no son coherentes con nuestra fe, sino que no son coherentes con nuestra dignidad porque nos llevan a ser algo que no somos”, reflexionó el Padre Seba.
¿Cambiar los fuegos artificiales por una Misa?
La invitación del Padre Seba a ser coherentes con nuestra fe al momento de celebrar se suma a la iniciativa de algunas iglesias en Chile de recibir el Año Nuevo con la Santa Misa, como es el caso de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, en Santiago, cuyos fieles se congregarán a eso de las 11:15 pm para dar gracias a Dios por este año y encomendar el próximo.
Frente a iniciativas como estas, el P. Sebastián dijo a ACI Prensa que “para muchos no hay mejor forma de comenzar el año que estar junto a Dios que se entrega por nosotros en la Eucaristía. Además, no hay que olvidar que toda celebración eucarística no solo es un sacrificio redentor sino también una celebración pascual, un momento de alegría de un Dios que nos ama y se entrega por nosotros”.
El P. Sebastián destacó también que “para nosotros hay una festividad litúrgica fundamental que se celebra el 1 de enero, Santa María Madre de Dios. Por eso empezamos el año de la mano de la Madre, recordando que el Sí de una mujer humilde y sencilla hizo posible que Dios se encarnara y viniera a reconciliarnos”.
Finalmente, “celebrar el año nuevo y en el fondo la utilización del calendario no es ajeno al cristianismo, ya que desde sus inicios la Iglesia ha funcionado en base a él. Basta decir que el último en modificar el calendario fue el Papa Gregorio XIII en 1582 y por eso le llamamos Calendario Gregoriano” concluyó el sacerdote, quien para este último día del año tiene pensado “celebrar la Santa Misa en las Vísperas de Santa María Madre de Dios junto a la comunidad religiosa de las Siervas del Plan de Dios y después compartir con mis hermanos de comunidad en espíritu de fraternidad y alegría”.
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