Antonio Maura llevó a cabo una importante obra política durante su llamado «gobierno largo» de 1907-1909 en el que promovió importantes reformas sociales (lo que él llamaba la «revolución desde arriba»). Creyó al principio en un liberalismo moderado que aceptara siempre como base, la ley natural y los preceptos de Dios y la Iglesia. No obstante, al final de su vida acabó profundamente desengañado de que la democracia liberal pudiera ser compatible con el catolicismo y escribió que en España solo un sistema autoritario podría hacer funcionar el país y evitar una gran revolución.
Nacido en Mallorca, (de hecho, su lengua materna era la variante mallorquina del catalán) se licenció en Derecho en Madrid y entró en política a finales de la década de 1880 en las filas del Partido Liberal, del cual su suegro Germán Gamazo era uno de los dirigentes. Fue ministro de Ultramar en 1893 e intentó promover una reforma autonómica para la todavía isla española de Cuba. En 1899 su vida política entró en una nueva etapa cuando se pasó al Partido Conservador, el otro gran partido político de la España de la época, como protesta personal ante la cada vez mayor inclinación hacia la izquierda del Partido Liberal, así como su anticlericalismo y la incapacidad de defender eficazmente Cuba y Filipinas durante la guerra contra Estados Unidos.
Fue un magnífico orador y un hombre muy culto y ya en los primeros años del XX se le consideraba una de las mayores figuras de la política española. En 1902 dimitió Francisco Silvela, (líder del Partido Conservador tras el asesinato de Antonio Cánovas del Castillo en 1897) y Maura fue elegido presidente del Partido Conservador. En 1902 fue nombrado ministro de Gobernación, puesto desde el cual promovió la convocatoria de una elecciones generales muy limpias. Y es que el fin del sistema del «caciquismo» y que las elecciones fueran limpias siempre fue una de sus prioridades. Entre noviembre de 1903 y diciembre de 1904 fue por primera vez presidente del Gobierno y prohibió el matrimonio civil que querían aprobar los liberales. También frenó las medidas de éstos contra la Iglesia en la enseñanza. En 1904 sobrevivió a un intento de asesinato en Barcelona por parte de un anarquista que intentó apuñalarle.
Identificado con la Doctrina Social de la Iglesia
En 1907 se convirtió de nuevo en primer ministro de España. Su gobierno duró 2 años y en ellos llevo a cabo una gran labor legislativa identificada con la Doctrina Social de la Iglesia. Fundó el Instituto de Previsión Nacional, el primer origen de la Seguridad Social en España que aunque al principio cubría a un pequeño sector de trabajadores, fue el primer intento serio por mejorar las difíciles condiciones de los obreros en plena revolución industrial. Hizo leyes para mejorar las condiciones en las fábricas, entre otras mejoras sociales y promovió una reforma de la ley electoral. Llevó a cabo una política económica proteccionista en defensa de la industria nacional contra la competencia extranjera y promovió un fuerte programa de construcción naval para la Armada española. Aprobó duras leyes contra el terrorismo anarquista.
A partir del verano de 1909 España se vio envuelta en la guerra colonial de Marruecos cuando empezó la sublevación de los rifeños del norte del país contra la presencia española allí. A causa de los reclutamientos para ella (aunque, en realidad, esto solo fue una excusa), empezó la revuelta anarquista en Barcelona conocida como la «Semana Trágica» en la que ardieron casi 100 iglesias y murieron 110 personas.
De acuerdo con las peticiones de las propias autoridades barcelonesas, fueron detenidos numerosos dirigentes anarquistas y fusilados 5, entre ellos el ideólogo del terrorismo anarquista Francisco Ferrer Guardia. Esto motivó una durísima campaña antiespañola en Europa, movida por la masonería internacional, pues Ferrer Guardia era un masón de altísimo nivel. En París, Roma y Londres multitudes quemaron banderas españolas y atacaron consulados españoles, de acuerdo con la izquierda de esos países que acusaba a España de «inquisitorial» sacando a relucir los tópicos de la llamada «leyenda negra».
Lo más triste fue que a esta campaña internacional se acabaron uniendo en España los partidos revolucionarios como el PSOE e incluso el propio Partido Liberal, que exigieron al rey Alfonso XIII que prescindiera de Maura. Finalmente, aunque la situación estaba solucionada en Barcelona y el Ejército en Marruecos estaba ya en vías de derrotar a la guerrilla, el rey, cediendo a la presión internacional y de la izquierda, prescindió de Maura en octubre de 1909 y le sustituyó por el liberal (y masón), Segismundo Moret.
Este hecho causó un gran disgusto político y personal a Maura, que marcaría el resto de su vida política. Pasó a defender un sistema democrático en el que los partidos de izquierda fueran severamente controlados y aislados políticamente pues ya veía que con su radicalismo podían llevar a España a una guerra civil. Pero como vio que otros líderes conservadores como Eduardo Dato, (que en 1913 fue nombrado presidente del Gobierno por Alfonso XIII) no compartían esta visión, dimitió como líder del Partido Conservador en ese mismo año y fundó su propio partido, el Partido Maurista.
Este partido o «movimiento» como él lo calificaba, ha sido descrito por los historiadores como «la primera fuerza del nacionalismo español moderno del siglo XX». El «maurismo» propugnaba una España semi autoritaria con fuertes inversiones sociales, tradicional, católica y antizquierdista. El maurismo recogía influencias del carlismo y de la nueva derecha radical francesa de Maurras. El maurismo buscaba una gran movilización social con grandes mitines y especialmente sus juventudes se mostraron extraordinariamente activistas. D. Antonio Maura fue el político preferido del entonces joven oficial Francisco Franco, como él mismo reconoció más tarde. A partir de 1913 Maura fue nombrado director de la Real Academia Española de la Lengua, cargo que ejerció hasta su muerte.
Algunos historiadores, españoles y extranjeros han llegado a decir que Maura podría haber sido «Mussolini antes que Mussolini» pero Maura no llegó tan lejos. En 1918 Maura volvió al Poder, al frente del llamado «Gobierno de Salvación Nacional» cuando Alfonso XIII confió en él , después de un gran bloqueo parlamentario que impedía formar gobierno. Este gobierno, con representantes de varios partidos, ente ellos el catalanista Francisco Cambó, gracias a la energía de Maura pudo aprobar numerosas leyes que estaban bloqueadas. No obstante, como a partir de 1918 Maura solo presidió gobiernos de coalición, no pudo aplicar el programa «maurista.»
España consagrada a Cristo
En mayo de 1919 Maura promovió la Solemne Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, en el monumento del Cerro de los Ángeles de Madrid (30 de mayo), ceremonia presidida por Alfonso XIII y el gobierno en pleno. Este acto causó una gran polémica política pues los liberales y los partidos de izquierdas lo consideraron «un abierto desafío al liberalismo», pero Maura aguantó el desafío y consiguió que se llevara a cabo.
Aún volvería Maura a ser presidente una vez más entre agosto de 1921 y enero de 1922, justo después de la derrota colonial del ejército español en Annual (Marruecos). En esos meses consiguió impulsar la reconquista del territorio perdido por el Ejército en Marruecos aunque la oposición del resto de partidos le impidió llevar adelante el desembarco en Alhucemas, la ambiciosa operación que podía dar fin a la guerra (y que finalmente tendría lugar en 1925).
En septiembre de 1923 tuvo lugar el golpe de Estado del general don Miguel Primo de Rivera, que iba a gobernar España de forma autoritaria hasta 1930. Maura lo calificó de «hechoinevitable a causa de la desastrosa política liberal que nos ha llevado hasta aquí». De hecho, posteriormente se reunió con Primo de Rivera a quien aconsejó que reuniera unas Cortes corporativas, (o sea no formadas por representantes de partidos políticos sino en base a criterios profesionales) y que mantuviera un «dinamismo constante» pues «de lo contrario ocurriría como al ciclista que cuando deja de pedalear se cae». De hecho fueron muchos los mauristas que colaboraron con la Dictadura (como la llamaba el propio Primo de Rivera), formando parte de la Unión Patriótica, el partido oficial que la respaldaba o como miembros del Gobierno como el talentoso ministro de Hacienda D. José Calvo Sotelo, (años más tarde asesinado por la izquierda, en 1936).
Don Antonio Maura murió repentinamente de un infarto en la mañana del 13 de diciembre de 1925 en Torrelodones, cerca de Madrid en la finca de su amigo, el conde de los Andes, donde estaba pasando unos días, (curiosamente murió sólo un día más tarde que su gran enemigo Pablo Iglesias). La circunstancia concreta de su muerte fue extraordinaria y providencialmente llamativa. Cayó en brazos de su amigo y murió mientras bajaba las escaleras de la finca para ver el jardín con detenimiento.
Curiosamente el conde, escasos minutos antes, estaba leyendo la Sagrada Escritura mientras Maura se afeitaba y había dejado el libro abierto por el «Libro de la Sabiduría» en el pasaje que dice «Las almas de los justos están en manos de Dios y no les tocará el tormento de la muerte». Asu funeral, en Madrid asistieron el rey, Primo de Rivera y miles de personas. Así falleció este gran estadista español, católico y patriota.
Javier Navascués
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