(CBCP/InfoCatólica) La Conferencia Episcopal de Filiñinas (CBCP) acaba de publicar una exhortación pastoral «Alégrense y Regocíjense» en la que ofrece a la grey encomendada una explicación y modo práctico de afrontar con visión cristiana los recientes ataques que están recibiendo los fieles y pastores.
Desde las blasfemias e insultos por parte del Presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte al agravamiento de la violencia en el país, que en muchos casos se han materializado en violencia física contra sacerdotes.
Al final del documento los obispos convocan a los files a tres días de oración, ayuno y limosna que comenzarán el día de Nuestra Señora del Carmen, el 16 de julio.
En un texto que hizo referencia a numerosas noticias de actualidad que han involucrado a la Iglesia, los Obispos recordaron que los enemigos de los creyentes no son únicamente seres humanos.
Una lucha espiritual. Salvar el alma, «si lo hicieron con el Maestro»
«Nosotros no buscamos protección de aquellos que podrían herirnos en vestir chalecos antibalas, porque las batallas que peleamos son espirituales. En estos tiempos de oscuridad, cuando hay tanto odio y violencia, cuando el homicidio se ha convertido en una ocurrencia casi cotidiana, cuando las personas se han acostumbrado tanto a intercambiar insultos y palabras hirientes en los medios sociales, exhortamos a los fieles a permanecer firmes en nuestra vocación común y la misión de trabajar activamente por la paz».
Los prelados citaron numerosos pasajes del Evangelio que insisten en que la auténtica paz proviene de Jesucristo, quien tuvo que padecer persecución por parte de su propio pueblo y cuyos discípulos tuvieron que aprender a confiar en la protección y misericordia de Dios incluso en momentos de turbulencia y tribulación. «¿Qué tiene de nuevo que los sacerdotes sean asesinados por dar testimonio de Cristo? ¿Qué tiene de nuevo que los profetas modernos sean silenciados por las balas traidoras de los asesinos?», se preguntan los obispos.
No es una cuestión política
También recordaron la expresión de Tertuliano que afirma que «la sangre de los mártires es la semilla de los cristianos» e hicieron un llamado a mantener la unidad, trabajando por aliviar el sufrimiento de los pobres y poniendo en práctica el estilo de Jesús, quien rechazó la venganza y clamó misericordia para sus verdugos. Reiteraron el respeto que la Iglesia otorga a la autoridad política, y remarcaron su independencia de los asuntos políticos y partidistas, reafirmando a su vez el trabajo y el espíritu de cooperación en favor del bien común y la guía que los prelados ofrecen desde la perspectiva de la fe y la moral para el bien de la sociedad.
Conversión de los que nos afrentan
Finalmente, anunciaron la jornada de tres días de ayuno, oración y penitencia para «invocar la misericordia de Dios y la justicia sobre todos los que han blasfemado el santo nombre de Dios, quienes insultan y dan falso testimonio y quienes cometen asesinatos o justifican el asesinato como un medio para enfrentar la criminalidad en el país». Los Obispos encomendaron al pueblo de Dios al cuidado maternal de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, a quien suplicaron:
«Enséñanos a hacer solamente lo que tu Hijo nos pide y, cuando perdamos la esperanza ante la persecución, que estemos de pie junto a ti, al pie de la Cruz, y recuperemos nuestra fortaleza del Agua y la Sangre que fluyeron del costado herido de tu amado Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo»
Sentido de reparación.
En otros lugares del Filipinas se han extendido los actos de reparación por las blasfemias del Presidente con el mismo espíritu de desagravio y reparación como la «Hora Santa» de la parroquia de Taguig, que congregó a centenares de fieles.
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