ÁFRICA/NIGER - En Niamey rezan por el padre Maccalli durante la Jornada Mundial Misionera
Niamey – “La misión es una cruz de arena. Es esta la cruz que el padre Pierluigi Maccalli ha estado cavando desde el pasado 17 de septiembre, durante el día y especialmente por la noche. El sol, cansado del viaje y del calor, parte para descansar y deja a la luna la tarea de cruzar la noche. Cava con las manos y sobre todo con la mente que quisiera estar lejos, libre, para cruzar los caminos y los senderos en espera de buenas noticias. En cambio ya es de noche, en esta estación a las 19 ya está oscuro y mañana continúa la semana en la espera que algo o alguien cambie. No recuerda bien, tal vez, las fechas y el paso del tiempo. Vivió la vigilia misionera con los custodios de su cautiverio, sin palabras y sin otros testigos. Él solo, una vigilia junto a la cruz que, mientras tanto, se hace más profunda a medida que pasa el viento. Y luego, sin saberlo, la Jornada Misionera”. Con estas palabras el padre Mauro Armanino habló con Fides sobre el significado que ha tenido para los misioneros y para la feligresía la Jornada Mundial de las Misiones, celebrada el 21 de octubre.
El padre Armanino escribió a Fide: “Hoy, de repente, la memoria y la certeza. Todo esto se ha hecho y vivido sólo un puñado de arena. Sólo ahora, el 17 de septiembre, ha comenzado la única y primera misión de Pierluigi. Cavar cada día en la arena, una cruz que se hace profunda y que se parece cada vez más a un surco. Ahí es donde se puede sembrar lo que no ha surgido en ninguna parte antes. Ahora allí hay un pequeña planta que brota. Cada día caen gotas de agua sobre la planta y ella crece. Ahora tiene más de un mes y sólo él y unos pocos más pueden verla. Entre una cosa y la otra, él la cuida y le habla en voz baja, como una hermana. Han pasado la Jornada Misionera juntos en silencio. A partir de mañana el misionero seguirá cavando la cruz de arena y a proteger el tiempo acariciando, suavemente, la pequeña planta”.
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