(Efe) «La sentencia a muerte se anula. Asia Bibi es absuelta de todos los cargos», afirmó el presidente del Supremo, Saqib Nisar, al leer la sentencia de la apelación en una sala con presencia de comandos armados de las fuerzas militares.
Nisar, al frente de un tribunal de tres jueces, indicó que si no hay otros cargos contra la cristiana «puede ser liberada».
El anuncio de la sentencia se produjo entre fuertes medidas de seguridad con efectivos de la Policía antidisturbios y especialistas en desactivación de bombas a la entrada de la sede del máximo órgano judicial. En el interior de la sala comandos del cuerpo antiterrorista sin armas fueron desplegados para mantener la seguridad.
Bibi, madre de cinco hijos, fue denunciada en 2009 por unas mujeres que aseguraron que había insultado al islam durante una discusión en un pozo de agua en el Punyab (este) y fue sentenciada a muerte en 2010 por blasfemia.
La cristiana perdió el recurso presentado ante el Tribunal Superior de Lahore, capital del Punyab, en 2014, y en 2015 el Supremo paralizó la ejecución tras aceptar estudiar su apelación, cuya primera vista, fijada para 2016, se pospuso tras la recusación de uno de los jueces.
El Tribunal Supremo paquistaní estudió el pasado 8 de octubre la apelación a la condena a muerte de Asia y se reservó el veredicto, al remarcar que existían contradicciones en las declaraciones de los testigos.
El partido político radical Tehreek-e-Labbaik Pakistan (TLP) amenazó ese mismo día con «peligrosas consecuencias» a los jueces si Asia Bibi era declarada inocente. Pocos días después miles de islamistas reclamaron en diferentes ciudades paquistaníes su ejecución.
El caso de Bibi ha provocado indignación internacional, pero en Pakistán se ha convertido en una causa para los grupos y partidos islamistas y ha provocado al menos dos asesinatos.
Uno de ellos, el del ex gobernador del Punyab, Salman Tasir, quien fue asesinado en 2011 por defender públicamente la causa de Bibi por uno de sus guardaespaldas, Mumtaz Qadri, quien, a su vez, fue ejecutado en 2016 y enterrado luego como un héroe.
El segundo fue el de un ministro cristiano de Minorías, Shahbaz Bhatti, quien fueasesinado a tiros en la puerta de su casa en 2011 por defender a Bibi y oponerse a la legislación contra la blasfemia.
La dura ley antiblasfemia paquistaní fue establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el dictador Zia-ul-Haq favorecieron el abuso de esta norma.
Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, un delito que en Pakistán puede llevar aparejada la pena capital, aunque nunca se ha ajusticiado a nadie por este crimen.
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