Blog Católico Effetá
Effetá es un blog Católico al servicio de la Iglesia, como aporte a la nueva Evangelización.Su fin es compartir información de interés, como ayuda a nuestro crecimiento espiritual mutuo en escucha de la palabra y en fortalecimiento de nuestra Fé. Camino que nos lleve desde el Bautismo, en humildad y Obediencia, a proclamar con nuestra vida la Verdad que es Jesucristo, por revelación del Espíritu Santo y por misericordia de Dios Padre.SIGNIFICADO:Etimología:Del hebreo ephethahh (ábrete, voz empleada en la liturgia en el sacramento del bautismo y de la Traditio Symboli)Cita Biblica:“Se marchó de la región de Tiro, y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le presentaron un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le rogaron que impusiera la mano sobre él. Jesús, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Después levantó los ojos al cielo, dio un gemido y le dijo: “Effatá”que quiere decir “!Ábrete!” Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más lo propagaban ellos. La gente quedó maravillada sobremanera, y comentaban: “ Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.”Mc. 7, 31-37.Effetá en las primeras comunidades Cristianas.…Es que la preparación de los adultos, en su mayoría salidos de un ambiente pagano de costumbres incompatibles con las exigencias cristianas, exigía mucha instrucción y pruebas de fidelidad y madurez. El catecumenado duraba por lo menos tres años. En esa condición de catecúmenos no se podía recibir los sacramentos y ni siquiera participar de toda la santa Misa. Aún con la obligación de asistir a ella los domingos, los catecúmenos debían retirarse después de la predicación.Todo comenzaba cuando alguno, atraído por el cristianismo y, sobre todo, por el testimonio de los cristianos, solicitaba al obispo ser preparado a la gracia incomparable del bautismo. No todos eran admitidos: eran, por ejemplo, excluidos -hasta que no dejaran su profesión-, gladiadores o actores de comedias inmorales u otras profesiones desdorosas. Pero, si aceptados como catecúmenos a iniciarse, recibían de parte de un "doctor" -así llamaban a los catequistas-, enseñanzas morales, la explicación de los mandamientos y los consejos, y ayuda necesaria para practicarlos. Ese primer año terminaba con un examen llamado 'escrutinio' -de 'escrutar', observar, probar-, en el que, con la garantía de testigos y el apoyo de los padrinos, si eran aprobados, podían pasar ya, mediante la imposición de las manos, a la categoría de bautizandos -'baptizand'i- Con esta ceremonia de admisión comenzaban a recibir una catequesis, ahora doctrinal, sumaria, también impartida por un doctor, sobre los 'rudimenta fidei', los rudimentos de la fe. Esto venía acompañado al pasar de los días por diversas ceremonias como exorcismos, imposición del signo de la cruz, celebración de bendición y entrega de la sal, continuando siempre con la práctica vigilada de los mandamientosPromediado el tercer año, ya cuarenta días antes de la Pascua, se comenzaba una preparación más intensa y exigente. Inmediatamente antes de esos cuarenta días -que son el origen de nuestra Cuaresma- se realizaban nuevos escrutinios o exámenes y, mediante otro rito de entrada y la inscripción del nombre, se ingresaba finalmente en la categoría de los 'electi', los elegidos o electos. Durante ese tiempo se intensificaban los esfuerzos espirituales, se practicaba el ayuno, se realizaban largas vigilias de oración. Era al inicio de este último período, ya proclamados 'elegidos', cuando recién se entregaba a estos el 'Credo' o 'símbolo de los apóstoles', en un acto especial llamado "Entrega del Credo" -'traditio symboli'- Tomaban ahora la palabra no simples doctores o catequistas, sino el mismo Obispo, quien, durante esos cuarenta días, explicaba asidua e intensamente los artículos de fé del Credo a los elegidos. Ejemplos de esa enseñanza exclusiva, protegida por la disciplina del arcano a la mirada de los infieles, -"no hay que tirar margaritas a los chanchos", había dicho el Señor-, se encuentran en las famosas catequesis de San Cirilio, obispo de Jerusalén o San Ambrosio, de fines del siglo IV. Esta entrega del credo o 'traditio symboli', seguida de la cotidiana y larga catequesis episcopal, era la preparación a lo que se llamaba, al revés, la 'reditio symboli', la 'devolución del Credo', que consistía en su recitación convencida por parte de los elegidos el Sábado Santo.Ese día, en la catedral, a la mañana, se reunían todos los electos que todavía perseveraban, para una última formula de exorcismo, seguida de la unción en los oídos, la nariz y el pecho con el óleo de los catecúmenos. Esta unción, dadora de fuerza y bríos para el futuro combate cristiano, iba acompañada de la fórmula Effeta, ábrete, en la que los presbíteros tocaban con sus dedos la boca y oídos de los bautizando, recordando la curación del sordo mudo por parte de Jesús. Ahora si, se renunciaba a las pompas del mundo y a satanás y se 'devolvía el símbolo', se hacia la 'reditio symboli'. Todavía hoy ungimos a nuestros niños con este óleo y en sus nombres recitamos renuncia y credo como la acción más importante del bautizando, o sus padres y padrinos, antes de llevarlo a la pila bautismal.El bautismo finalmente se realizaba en imponente ceremonia la Vigilia Pascual. Al caer el sol del sábado, en las grandes ciudades, obispo y clero, acompañados de multitud de fieles, hacían una gran procesión iluminada por centenares de cirios y antorchas desde la catedral al baptisterio, que era un gran edificio aparte dotado de extensas piletas. Los que han visitado Roma han podido seguramente ver en San Juan de Letrán un hermoso ejemplo de esta doble construcción ¡Imagínense lo que ha de haber sido la ceremonia de la Pascua del año 404 en Constantinopla -tal cual la relata un cronista de la época- cuando esa noche presididos por el Patriarca y sus auxiliares se bautizaron tres mil elegidos acompañados de sus respectivos padrinos y rodeados por toda la ciudad.Ya en el baptisterio, varones por un lado y mujeres por otro se despojaban de sus viejas vestiduras, ingresaban en los piletones y, al salir del agua, eran revestidos con una túnica cándida, blanca, alba, por diáconos o diaconisas respectivamente, siendo inmediatamente ungidos con el crisma y abrazados con el saludo de paz por el obispo. Era allí, cuando por primera vez, solemnemente, se les hacía entrega del "Padre Nuestro" y tenían finalmente derecho a conocerlo y recitarlo. No antes, No cualquiera.Vestidos de blanco, de 'cándido' y por ello llamados 'candidatos' -nada que ver con el nombre aplicado a los candidatos a políticos, que de cándidos no tienen nada- vivían exultantes toda la octava -es decir desde Pascua hasta el domingo de hoy- y era un espectáculos verlos caminando con sus túnicas brillando de limpias por toda la ciudad y hoy participando con todo derecho de la santa Misa todavía con sus túnicas blancas. Es desde entonces y hasta hace poco que este segundo domingo después de Pascua se llamó "Dominica in albis", "Domingo de blanco" Toda esa octava era -y es aún, al menos litúrgicamente- considerada como un domingo o pascua prolongados. Por eso los que han asistido a Misa durante esta semana habrán visto que las misas han sido como de Domingo: con Gloria, con la secuencia de Pascua, con el doble aleluya en la despedida y refiriéndose cualquiera de los día a "hoy, en este día Santísimo de la Resurrección", como haremos por última vez en este 'domingo de blanco'. Lo mismo habrán podido notar la cantidad de oraciones y lecturas referentes al bautismo que en estos días hemos rezado y escuchado.Ya desde el lunes -mañana-, los candidatos deponían sus alegres albas blancas y volvían al mundo y al trabajo en su nueva condición de resucitados, de cristianos cabales, transformados pascualmente por el bautismo y recitando orgullosamente todos los días la oración privilegio de los hijos de Dios: el Padre nuestro……
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