El legado de una vecina permite a la localidad navarra de Sansol restaurar su iglesia


En la parroquia de San Zoilo


El legado de una vecina fallecida hace dos años ha permitido a la pequeña localidad navarra de Sansol intervenir en su iglesia y restaurar las pinturas murales de la bóveda que se encontraban en un estado de conservación muy deficiente. Las obras en la parroquia de San Zoilo, terminadas después de medio año de trabajo, devuelven su mejor imagen a la cúpula, afectada durante años por filtraciones de humedad que, aunque ya subsanadas, causaron problemas posteriores.


30/12/13 9:51 AM | Imprimir | Enviar




(Diario de Navarra/InfoCatólica) La mujer, viuda, testó en favor de la parroquia -desde la que se prefiere no divulgar la cantidad para mantener en el ámbito privado el gesto de su benefactora- y dejó especificado el fin que quería se diera a su dinero. Su deseo era, señalan, que hiciera posible reformas en el templo e hizo especial hincapié en esas pinturas sobre la cúpula. Conforme a esa voluntad, se encomendaron los trabajos a una empresa de restauración de la capital navarra que los ha ejecutado desde el pasado verano. A esa actuación concreta, se sumó -porque el presupuesto permitió también actuar en ese sentido- el pintado del techo de la parroquia y la limpieza del retablo mayor.


Se abrirá al culto en Reyes


Aunque cuidada con mimo por un grupo de feligresas, la parroquia de San Zoilo no se utiliza para el culto todo el año. Sí tenían lugar habitualmente en ella las celebraciones navideñas, pero de nuevo hasta Semana Santa las eucaristías se derivaban a dependencias del centro cívico. Allí, por cuestión de las obras, se ha celebrado este año también la Navidad. Aunque el andamio acaba de ser retirado, queda la limpieza y, si se llega a tiempo, podrá abrirse en Reyes.


Detalles de lo realizado


El proyecto ejecutado desde el pasado mes de julio se ha centrado en las pinturas sobre la cúpula y las cuatro pechinas del crucero de la nave mayor. En estas últimas están representados los cuatro evangelistas. A la vista estaba hasta estos trabajos el deterioro de las pinturas. En otro tiempo, el mal estado de las cubiertas provocó filtraciones de humedad, un problema que ya se solucionó pero dio origen -como detalla el proyecto de intervención- a unas sales de las que derivaron consecuencias para las pinturas.


¿Qué ocurrió? Entre otras cosas, que provocaron un estado pulverulento en los colores de la obra y que en la pechina más cercana al presbiterio el deterioro en el evangelista correspondiente era tal que se hacía incluso difícil adivinar de cuál se trataba. También el tono grisáceo en que habían tornado pigmentos antes blancos contribuía a estropear el conjunto según el análisis previo a la intervención. Para lucirlas de nuevo se ha seguido un proceso que tuvo entre sus pasos iniciales la limpieza mecánica del polvo en superficie y la eliminación de las sales. Los restauradores llevaron a cabo luego una limpieza en profundidad, que retiró desde las deyecciones de animales acumuladas también con el paso del tiempo hasta el polvo y los barnices oscurecidos.



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