La alcaldesa de Zamora cree que su partido ha cedido a la presión de los «grupos más reaccionarios de la Iglesia»


(F.Ramos/Diario de León) – ¿El Gobierno debe modificar la Ley del Aborto que acaba de aprobar?


– Me gustaría que se tratara con profundidad porque yo entiendo que esta modificación actual no mejora la anterior, sino todo lo contrario. Hace que exista más dificultad y más dolor en algo que ya, de entrada, es una decisión muy difícil. Vamos a intentar que la Ley garantice y proteja a aquellas mujeres que quieran abortar.


– Pero, fíjese, eso es justo lo contrario que hace el Gobierno, a quién parece que sólo le preocupa el punto de vista de quien ni siquiera se plantea abortar.


– Ya, pero es que eso no es incompatible con aquellas mujeres que decidan seguir adelante con su embarazo, aún asumiendo riesgos para ella o para el feto. La obligación de una Ley y de un dirigente es dar garantías a las dos. Hasta ahora hemos visto dos supuestos, uno legal, que marca plazos, y otro que fija supuestos. Eliminar, a priori, el supuesto de la malformación fetal como una causa que puede legitimar ese aborto no me parece correcto, porque la pregunta de si le afecta a la salud psíquica de la madre sobra. La malformación debe de estar contemplada y, en función, de lo que desee la mujer, tanto si quiere abortar como si no, apoyarla.


– ¿La actual ley protege mejor que ésta a las mujeres en esa decisión final?


– Yo creo que habría que combinar. Tiene que haber unos plazos, pero creo que hay una serie de supuestos a consensuar. Por eso, lo que más me ha extrañado es que precisamente los supuestos, grave riesgo de la vida de la madre, malformaciones en el feto y la violación, que es lo que estaba más consensuando por todos, sean el objeto de la polémica al excluir el de la malformación en el feto. La ley actual no es un coladero. Todos los abortos que se han hecho en este país han tenido todas las garantías. Se habla de un comité de ética, que ya existe en los hospitales.


– Entonces, ¿cree innecesario su modificación?


– Pues, probablemente. Para mí sólo tenía un aspecto duro, el de las menores de 18 años, porque si cuando son operadas de apendicitis se les pide el consentimiento a los padres, en este caso mucho más y, además, los padres deben saberlo. Es una contradicción científica en este momento, tener el mejor sistema sanitario público, capaz de detectar todas las enfermedades con antelación y que ahora ¡se le niega la solución! No tiene ningún sentido.


– ¿Cree que la mujeres del PP, con o sin cargos políticos, deberían liderar un movimiento en el seno del partido para parar esta ley?


– Sin duda. Aunque yo creo que el movimiento debería ser de los dos sexos, pero las mujeres tenemos una sensibilidad especial y mayor. Yo en este caso doy mi opinión personal con absoluta lealtad, pero no digo mucho más de lo que me están trasladando muchas personas. Espero que las mujeres, hombres también, pero sobre todo las mujeres, den un paso adelante.


– ¿El Gobierno, el PP, su partido ha cedido a la presión que ejercen los grupos más reaccionarios de la Iglesia católica?


– Parece claro que sí. Esta modificación ha sido una sorpresa para todos. Ni yo ni muchísima gente del partido, votantes y simpatizantes que me han llamado y se han puesto en contacto conmigo, estamos de acuerdo. Desde luego, yo no sé si eso ha sido así, lo que sí sé es que la única explicación plausible es que el partido haya cedido a esos sectores más reaccionarios de la Iglesia. Es la única que parece lógica.


– ¿El ministro Alberto Ruiz Gallardón debería dar marcha atrás?


– Una vez aprobada, lo lógico y lo normal es que vaya al trámite parlamentario y ahí se modifique. Además, creo que es lo mejor, porque ahí se van a oír no sólo las sensibilidades de la calle, sino también a los grupos políticos. Es necesario buscar un punto intermedio y una alternativa para unir a más grupos. Hay que escuchar a los movimientos ciudadanos, sociales, a los profesionales médicos. Hay que buscar el mayor consenso político y social.


–Si finalmente en el trámite parlamentario no hay ese consenso por el que usted aboga y la ley se mantiene prácticamente igual de restrictiva, ¿apuesta porque las diputadas del PP voten en contra?


– Me gustaría. Quizás en este caso las mujeres del PP, sobre todo las que estamos en puestos de responsabilidad, lo que tenemos que hacer es convencer a los hombres, si alguno no conoce bien el tema, para que sean igual de sensibles. Sí, espero que las diputadas del PP actúen en conciencia y creo que estoy diciendo lo que piensa mucha gente.


– ¿A qué achaca el flagrante silencio de las mujeres del PP, salvo su caso y algún otro que ahora se ha sumado, como la delegada del Gobierno del Madrid? ¿El PP ha instalado la ‘omertá’?


–No. A mí me llama la atención que, dentro de un partido con distintas sensibilidades, no haya habido respuesta. Espero haber roto la barrera y que de alguna forma sirva para que otras mujeres con responsabilidades lo hagan. Pensar que se calla por miedo o por cobardía no me parece concebible.


– ¿Teme que esta cerrazón en la que se mueve el Gobierno le lleve a aprobar la Ley como está, sin cambio alguno?


– Espero que no. Creo que quizá la primera reacción está dentro del argumentario previsto. Como se aprobó el viernes, el lunes hay que decir que está bien. El Gobierno tiene que decir lo que ha dicho y yo creo que hay que darle tiempo. Estoy segura que algo, yo espero que bastante, tiene que que cambiar en esta Ley.



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