Los que han tenido la oportunidad de estar encarcelados en un centro penal de Brasil o Colombia afirman que son lo más próximo al infierno, según informa el diario hondureño El Heraldo. Quizás las expresión no esté vacía y se encuentre más próximo de la realidad. Esiquio Manuel Sánchez Herrera, Vicedefensor del Pueblo de Colombia, no ha dudado en afirmar que en diversos centros penitenciarios de la ciudad de Barranquilla se practican rituales satánicos; así al menos lo dejó de manifiesto en la emisora Blu Radio colombiana.
Sánchez Herrera decía que “tenemos serios indicios de que los reclusos están realizando rituales satánicos en las celdas […]; encontramos dibujos, aparentemente hechos con sangre de los mismos reclusos”. Y no es de extrañar, pues diferentes presos ya habían denunciado prácticas similares tiempo atrás y sus denuncias cayeron “en saco roto”.
En uno de estos rituales se produjo un incendio dentro de la prisión de El Bosque de Barranquilla, con un resultado fatal de tres víctimas mortales. Las autoridades investigan si la causa del incendio que se registró el pasado 22 de junio dentro de la penitenciaría El Bosque y que dejó a 6 reclusos en estado crítico de salud, obedece a un rito satánico o a una conducta sociopática.
Lo anterior se deriva de dos pruebas que están dentro de la carpeta de la investigación. Una de ellas es que dentro de la celda donde se originó el fuego hay dibujos satánicos en las paredes (un diablo), que al parecer fue pintado con sangre humana. La otra es que, al parecer, uno de los internos que creó el incendio en la cárcel Modelo el pasado 27 de enero, y que por seguridad fue trasladado al centro penitenciario El Bosque, fue quien, sin razón, prendió fuego a las colchonetas que estaban dentro de la celda.
Allegados al caso y quienes han obtenido información de primera mano, aseguran que la conflagración inició a las 8:45 de la noche. “Los internos de alrededor escuchaban los gritos de auxilio de nuestros familiares, pero la ayuda llegó tarde”, dijo Dessiré Benjumea Vanegas, esposa de uno de los heridos. La mujer, de 28 años, dijo también que gran parte de la culpa del hecho la tienen los guardianes del Inpec, quienes siempre aseguran las celdas con tornillos que cierran mecánicamente (a la fuerza).
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