30/08/2014 - El evangelio semanal
La Biblia en su contexto: “Los proyectos de Dios traen mayores beneficios que los nuestros” (MT 16,21-27)
Domingo XXII Tiempo Ordinario. 24 de Agosto. Ciclo A. Jesús nos recuerda qué es lo principal en nuestra vida, salvarnos: "¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?"
En la mentalidad de Pedro no cabe ni siquiera la idea del fracaso de Jesús. Para él, Jesús es un Mesías victorioso que debe ser reconocido por todos. No puede acabar en la muerte, vencido por sus enemigos. Es una reacción parecida a cuando le vio que se ceñía la toalla, en la cena de despedida, y quería lavarles los pies: tampoco eso cabía en la cabeza de Pedro. Todavía no había entendido ni que el Mesías debía sufrir, ni que la autoridad hay que ejercerla como servicio.
Le quedaba mucho por madurar. En verdad, todavía "pensaba como los hombres, y no como Dios". Más tarde, cuando predique a Cristo Resucitado, dirá claramente a todos que "el Mesías tenía que padecer", y él mismo, Pedro, afrontará toda clase de persecuciones, hasta la muerte final en Roma, en tiempos de Nerón, como testigo de Cristo. Pero ahora, antes de esa maduración, le cuesta entender qué quiere decir Cristo Jesús.
A nosotros también nos sigue costando este programa salvador de Dios, que reconcilia consigo a la humanidad asumiendo él mismo el dolor y la muerte, con la entrega total de Cristo Jesús. Jesús extiende este mismo programa a sus seguidores: deberán "negarse a sí mismos", "tomar la cruz" y seguirle. La palabra negarse a sí mismo “aparnéomai” significa también renunciar, no porque busquen el sufrimiento en sí, sino porque deben ser capaces de olvidarse de sí mismos, de asumir el sacrificio que supone la entrega por los demás. Él nos propone una vida vivida al servicio de los demás, y no egoísticamente centrada en nosotros mismos. Jesús nos recuerda qué es lo principal en nuestra vida, salvarnos: "¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?".
También nosotros tendemos a "pensar como los hombres" y no "como Dios". Los proyectos humanos van por otros caminos, de ventajas materiales y manipulaciones para poder prosperar y ser más que los demás y dominar a cuantos más mejor. Pero los proyectos de Dios son otros, tienen un mayor alcance y beneficio para nuestras vidas
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