Según informó la orden religiosa, los siete agustinos recoletos, cuatro procedentes de Filipinas y tres de España, escribieron a sus superiores expresando su decisión de permanecer en Sierra Leona a hacer frente a la epidemia del virus del ébola, que ha cobrado más de 1400 muertes en la región occidental de África de acuerdo a la OMS, entre ellos al menos un sacerdote, un religioso y una religiosa.
Los misioneros aseguraron en una misiva que “obligados por nuestra responsabilidad pastoral, colaboramos con el Gobierno de Sierra Leona en el esfuerzo de sensibilizar a la gente de la realidad y del peligro del virus ébola y sobre cómo prevenir la propagación del misma”.
“Durante este difícil momento, orar con la gente es lo mejor que podemos hacer por ellos”, indicaron.
En una publicación realizada en su blog, y citada en el sitio web de la Orden de Agustinos Recoletos, el sacerdote español José Luis Garayoa Alonso, uno de los misioneros que permanece en Sierra Leona, señaló que “los misioneros no solemos ser nunca los primeros en abandonar el barco. Tampoco ahora”.
“Si, como dice el Papa Francisco, el pastor debe de oler a oveja, conviviendo cerquita de ellas, con mucha más razón deberá estar presente si el lobo las ataca. Solo el asalariado huye cuando ve llegar el peligro. El buen pastor es el que da la vida por las ovejas. Y eso es amor que de Jesús de Nazareth aprendí”.
El presbítero señaló que el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud de Sierra Leona pidieron a los misioneros “que informemos a nuestras escuelas de que deben de extremar los cuidados. Y sobre todo, no comer carne de mono, ni de murciélagos, ni de puerco espines, ni de animales muertos”.
“Tampoco tocar a los enfermos sospechosos, y simplificar los ritos funerarios porque el cadáver podría estar también contaminado”, indicó.
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