En su charla con los sacerdotes Joaquín Giangreco y Juan Ignacio Liébana, en la radio comunitaria Virgen del Carmen de la localidad santiagueña de Campo Gallo en la diócesis de Añatuya (Argentina), el Santo Padre envió un mensaje especial a jóvenes y ancianos, destacó la importancia de la piedad popular y alentó las vocaciones sacerdotales.
"Cada uno tiene una función, cada uno tiene un trabajo que hacer, una vocación", dijo el Papa Francisco y destacó que "la Iglesia se sostiene con la oración de los fieles. Por la plegaria, por la Misa".
El Pontífice comentó que "siempre va a haber diferencia, va a haber pelea, pero hay que hablarlas. Y hablarlas con Dios” y advirtió que “no hay que sacarle el ‘cuero’ al otro. Lo que más hace daño es la crítica destructiva. Andar sacando el cuero. Eso no es cristiano".
“Recen para que Dios mande obreros a la mies, mande pastores. Los jóvenes si sienten el llamado de Jesús que no tengan miedo. La vida es para jugarla no para ganarla. La vida es para darla. Si alguno siente que Dios le pide dar la vida en el sacerdocio, que no tenga miedo. Hay que apostar a cosas grandes. No en cosas pequeñas. Y si siente que Jesús lo llama a armar una familia, que sea una familia fuerte, grande, cristiana", sostuvo.
El Papa destacó luego que "Jesús es muy bueno. Jesús nos quiere. Dios nos ama. Dios nos espera siempre. Dios no se cansa de perdonarnos. Sólo que seamos humildes y pidamos perdón, para poder seguir adelante. Dios nos hizo para que seamos felices. Dios nos acompaña”.
“Cuando pasamos momentos de dolor, él los pasó primero. Y nos comprende de corazón. Pido al Señor que Dios los bendiga mucho, les dé coraje de no dejarse robar la esperanza y sobre todo les dé una caricia y los haga sonreír", agregó.
Por último, el Papa Francisco impartió la bendición a los pobladores de Campo Gallo y como la comunicación se cortó, volvió a llamar para despedirse de los dos sacerdotes que realizaban la entrevista.
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