(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa mérito Benedicto XVI ha sido homenajeado hoy con motivo del 65 aniversario de su ordenación sacerdotal que se cumple este miércoles, solemnidad de San Pedro y San Pablo.
En un acto que se ha celebrado en el Palacio Apostólico del Vaticano, el papa Francisco dio las gracias a Dios por haber contado con teólogo y sacerdote como Benedicto XVI. Y por primera vez desde que es papa emérito, Benedicto XVI dio un discurso en un acto público.
“Hace 65 años, un hermano ordenado junto a mí –recordó Benedicto XVI– decidió escribir sobre la estampa de recuerdo de su primera misa, además del nombre y la fecha, solamente una palabra en griego: Eucharistomen, convencido que con esta palabra en sus diversas dimensiones decía todo lo que se puede decir en ese momento”. Y añadió un “humano gracias a todos”.
“Gracias sobre todo a usted Santo Padre –prosiguió el papa emérito– por su bondad que desde el primer momento de la elección y en cada momento de mi vida aquí, me lleva realmente, interiormente”. “Más que en los Jardines Vaticanos, con su belleza,” confió el papa emérito, “su bondad es lugar donde vivo: me siento protegido”.
Agradeció a Francisco sus palabras y le deseó que “pueda ir hacia adelante con todos nosotros en esta vía de la Misericordia Divina mostrando el camino de Jesús, hacia Jesús, hacia Dios”.
El pontífice emérito se dirigió además al cardenal Angel Sodano, “por sus palabras que me han tocado verdaderamente el corazón. Usted ha recordado tanto la hora de mi ordenación sacerdotal, como mi visita en el 2006 a Freising, donde he revivido esto, y puedo solamente decir que así, con estas palabras siento interpretado lo esencial de mi visión del sacerdocio, de lo que he obrado”. Y agradeciendo la relación de amistad que continúa desde hace mucho tiempo, indicó que es de “techo a techo”, porque sus habitaciones en el Vaticano hoy están muy cercanas.
Manifestó también su gratitud “al cardenal Müller por el trabajo que hace para la presentación de mis textos sobre el sacerdocio en el que intento ayudar a los hermanos a entrar siempre de nuevo en el misterio del Señor, que se realiza en nuestras manos”.
Y recordó nuevamente la palabra griega Eucharistomen y precisó que “en ese momento el amigo belga quería indicar no solamente la dimensión del agradecimiento humano, sino naturalmente la palabra más profunda que se esconde, que aparece en la liturgia, en la Escritura, en la palabra: ‘gratias agens, benedixit fregit deditque‘ (dando gracias lo partió y lo dio a sus discípulos).
“Eukaristomen nos envía a aquella realidad de agradecimiento, aquella nueva dimensión que Cristo nos ha dado”, dijo en sus palabras improvisadas. “Él ha transformado en agradecimiento y bendición, la cruz, el sufrimiento y todo el mal del mundo. Y así ha transubstanciado fundamentalmente la vida y el mundo que nos ha dado y nos da cada día el pan de la verdadera vida, que supera el mundo, gracias a la fuerza de su amor”.
Porque “queremos insertarnos en este ‘gracia’ del Señor y así recibir realmente la novedad de la vida y ayudar a la transubstanciación del mundo”. Para “que sea un mundo no de muerte pero de vida, un mundo en el cual el amor ha vencido la muerte”.
“Gracias a todos -concluyó- y que el Señor les bendiga a todos ustedes. Gracias Santo Padre”.
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