Vamos a empezar con la regla de hierro: cuando te sientes triste, no dejes que te llegue ningún estímulo triste o melancólico. Es la escuela de la vida, y sobre todo… que pena de tarde. Tu CD favorito con las canciones sobre la decepción con la vida lo escucharás en otra ocasión. Pon las canciones divertidas, por ejemplo de “Kabaret Starszych Panów” [canciones graciosas del programa de TV polaca “Cabaret de los Hombres Mayores” u otras similares en otros idiomas – cita propia de la traductora] en Spotify, o ve el canal de Szymon Majewski: Paranienormalnych [también en la TV polaca]. El único drama, que te puedes permitir en esta situación es “la Blancanieves, capítulo sin cerrar” del cabaret polaco “Hrabia”.
Siéntate cómodamente. Apaga todo. Tu Smartphone también. Y quita de ti todo lo que te duele. Se implacable. Los remordimientos, los temores, la ira – simplemente pronúncialos en voz alta. Porque tienes derecho de hacerlo. Porque estás atravesando por ello. Y no dejes que te digan que no tienes que preocuparte, porque los demás tienen problemas mayores. Son estos y no otros, son tuyos y tienes derecho de estar hartos de ellos. Si eres creyente, díselo a Dios. Si no quiere hacerlo, suéltalo simplemente.
Estoy segura de que la mayoría de nuestras decepciones aparecen después de mirar en Facebook o Instagram las fotos de nuestros antiguos colegas o celebridades. ¡Son tan hermosos! ¡Y tan ricos! ¡Y tan felices!. Uh, seguro. El tercer principio – compárate con las mujeres en las que vale la pena inspirarse. Ves el documento „Moja Warszawa” [“Mi Varsovia”] de Bartek Konopka sobre Stanislawa Celińska (disponible en www.ninateka.pl) . Y escucha la canción „Song sprzątaczki” [“La canción de una limpiadora”] o el programa de los vídeos cómicos. Lee sobre Irena Kwiatkowska, echa un vistazo a la poesía de Wislawa Szymborska. El trío encaminará tu mente para una realmente “bella” y “feliz” vida.
Si ya has podido poner nombre a tu estado de ánimo y en el fondo se puede oír la canción de Jeremi Przybora, saca la pluma y la agenda. Haz una tabla. No, no bromeo. Divídela en dos partes. En una de ellas escribe los cambios que deseas en tu vida, y en la otra anota los sueños que deseas alcanzar. Pocas cosas ayudan a mejorar el estado de ánimo, como la construcción de un plan. Porque cada crisis es una oportunidad que debemos aprovechar. Nadie va a cambiar tu vida por ti.
La vida nos demuestra que si en algún momento no nos colocamos en nuestro camino a horcajadas, es probable que ninguno de nuestros sueños se haga realidad. Supongo que por eso me gusta tanto la obra “Esperando a Godot” de Samuel Beckett. Gogo y Didi esperan y esperan, cayendo en la apatía. Y no pasa nada. Nadie viene. ¡Pero es mejor no lo veas! Después de hacer la tabla, ves a dormir. Tan pronto como sea posible. Además, recuerda que aunque estés cósmicamente triste y, por supuesto, probablemente tienes razón que es todo va mal, piensa que mañana será otro día. Y si lo deseas, puede ser el comienzo de algo nuevo. ¿Quieres? Abróchate el cinturón de seguridad. Ah, se me olvidaba – ¡eres tú quien manda aquí!
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