Natural de Dublín, Tany Coonan se quedó embarazada de gemelas en 2012, y ella y su marido quedaron encantados con la noticia.
Sin embargo, en la revisión de la semana 13 de embarazo, los médicos le dijeron que una de las gemelas sufría iniencefalia, un defecto del tubo neural y que no sobreviviría ni una semana en el vientre de su madre.
“Me quedé en estado de skock, no sabía cómo reaccionar, no podía para de llorar”, cuenta esta madre en la web Everylifecounts.
“Los médicos me dijeron que aunque mi bebé superara el embarazo, no viviría mucho tiempo”.
“La semana siguiente, los médicos quedaron asombrados porque el corazón de mi bebé seguía latiendo, pero me aseguraron que aunque superara el embarazo, una vez fuera no viviría mucho tiempo”, relata.
La única opción que le dieron los médicos fue el aborto.
“Me dijeron que la gemela enferma ponía en peligro a la gemela sana y que lo mejor sería someterme a una reducción fetal”.
Pero Tanya se negó. ¿Por qué?, Estas son sus razones: “su corazón seguía latiendo, no podía matar a mi bebé y sí ella iba va a fallecer de todas maneras quería que fuera algo natural”.
La situación no era fácil, pero Tanya le echó optimismo. “Se movían todo el tiempo, me encantaba sentirlas y todos los días las leía un cuento y les cantaba, la conexión que teníamos era indescriptible”.
Los meses pasaron y el momento del parto llegó. Los médicos le programaron una cesarea de urgencia porque creyeron que la gemela enferma no iba a sobrevivir el parto. Pero lo hizo.
Las 2 horas y 10 minutos más largos de su vida.
“Cuando me trajeron a Lillie -nombre que eligió para su pequeña- fue el momento más emotivo de mi vida, tenía muchas ganas de conocerla y aunque nació con el paladar hendido, para mí era perfecta”, cuenta la madre.
“La abracé, la mimé, la besé…incluso le tomamos las huellas de sus manitas y sus pies para recordarla siempre”.
“Desde el momento que me la dieron me avisaron que era cuestión de tiempo que sufriera una parada cardíaca”.
Lillie tuvo una vida muy corta fuera del útero. Exactamente dos horas y 10 minutos. Pero para la madre fueron las dos horas más largas de su vida. “La abracé, la mimé, la besé…incluso le tomamos las huellas de sus manitas y sus pies para recordarla siempre. Cuando llegó su momento murió en mis brazos”.
“Sé que el aborto parece una solución fácil, pero la sensación de abrazar a tu bebé es el mayor milagro de todos, aunque solo fuera por poco tiempo, no lo cambio por nada en el mundo”, añade.
Para Tanya todos tenemos un propósito en la vida, “y el de mi hija fue vivir nueve meses, dos horas y 10 minutos y se demostró que estuvo ahí por una razón”.
La enfermedad de Lillie era irreversible, y rara vez un bebé con esta condición sobrevive más de un minuto fuera del útero, pero Lillie vivió dos horas, algo que los médicos consideraron un milagro.
Por su parte la hermana gemela de Lillie, a la que llamaron Kaylie, estuvo un mes en la UCI debido a su bajo peso.
Sin embargo, ahora es una niña sana que crece al lado de sus padres y de sus dos hermanos mayores, Sean y Cian.
Publicado originalmente en Actuall
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— ACI Prensa (@aciprensa) 1 de abril de 2016
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