(ZENIT – 27 Nov. 2017). El Papa Francisco utilizará un pastoral de madera durante su visita apostólica a Myanmar, realizado de forma artesanal y donado por los refugiados católicos de la minoría étnica Kachin, informa la Agencia Fides.
Estos desplazados están ahora en el campamento de refugiados de la ciudad de Winemaw, en el estado Kachin, con una población de mayoritaria cristiana, en la parte norte de Myanmar.
Así lo revela a la Agencia Fides Joseph Myat Soe, un laico católico de la región Kachin, quien explica que se encuentran ahora en el campamento de refugiados de Winemaw debido a la guerra civil entre el ejército birmano y los grupos armados Kachin en uno de los varios conflictos de origen étnico en el país, compuesto, a nivel social, por una mayoría bamar (birmanos) y por 135 minorías étnicas lingüísticas.
Deseo de paz para Kachin
Como informa Myat Soe, los refugiados Kachin ofrecen este pastoral al Santo Padre “como muestra del deseo de que se restaure la paz en el estado Kachin, ya que no será posible para ellos asistir a la misa en Rangún, debido al estado de pobreza en que viven”.
El Obispo Auxiliar de Rangún, Mons. John Saw Han, confirma a la Agencia Fides que “a pesar de la guerra civil en curso, y a pesar de los problemas económicos, alrededor de cinco mil Kachin católicos estarán en Ragún para reunirse y rezar con el Papa por la paz en su región”. Los jóvenes Kachin, harán todo lo posible porque “consideran esto como una oportunidad única para ver al Papa y rezar con él”, ha señalado el Obispo.
La guerra civil entre el Kachin Independent Army (KIA) y las tropas gubernamentales dura desde 1965; en 2010 se negoció un alto el fuego que fue violado en 2015. La guerra ha obligado a cientos de miles de Kachin (entre los 7 principales grupos étnicos de Myanmar), a escapar y encontrar reparo en campos de refugiados.
La Iglesia Católica local los está apoyando: en la diócesis de Myitkyina hay más de 8 mil personas desplazadas que no pueden regresar a sus aldeas por la violencia continua. Cáritas los ayuda, también tratando de darles la posibilidad de cultivar la tierra, para que ellos mismos puedan contribuir a su sustento.
Causa del conflicto
Los obispos birmanos denunciaron el año pasado que “más de 150 mil personas languidecen en campos de refugiados, reducidos a desplazados y pendientes de recibir ayudas internacionales”, lamentando que “esta guerra crónica solo haya producido perdedores, es decir personas inocentes abandonadas en los campamentos, mientras sus tierras se ven diseminadas de granadas, sufriendo el tráfico de seres humanos, las drogas, todas situaciones que suponen una sentencia de muerte para los jóvenes kachin”. Además los recursos naturales como las minas de jade son saqueadas de forma sistemática. Esta es –según los obispos– la causa principal del conflicto, indica la agencia pontificia Fides.
En la zona se albergaban esperanzas de paz después de la conferencia sobre reconciliación con minorías étnicas, organizada por el gobierno birmano en septiembre de 2016, pero esa conferencia no tuvo un impacto real en la vida de los Kachin, mientras que la presencia militar en el estado ha seguido siendo invasiva.
Hay cuatro obispos católicos de la región de los Kachin, conocida como la “tierra de las joyas” por el subsuelo rico en oro y jade, apunta la agencia. Las diócesis católicas del estado son dos (Myitkyina y Banmaw), mientras que los sacerdotes son unos 70 encargados de asistir a 70.000 fieles católicos en total.
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