(ZENIT – 2 Dic. 2017). “Yo soy el brote. Es Dios quien da el crecimiento” –ha planteado el Papa Francisco– “¿Y yo que tengo que hacer? Regarla, regarla para que eso crezca y llegue a esa plenitud del espíritu”.
El Papa Francisco se encontró con los sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y novicias en la iglesia del Santo Rosario, a las 10:45 hora local (5:45 h. en Roma) el sábado, 2 de diciembre de 2017, último día de su visita apostólica a Bangladesh, país de “armonía religiosa”, ha dicho.
El encuentro, celebrado en un ambiente de alegría y fraternidad, comenzó con el testimonio de un seminarista bangladesí, y luego el Papa Francisco dirigió unas palabras improvisadas a todos los presentes. La cita terminó con el testimonio de una religiosa asiática.
Brote
El Papa habló en primer lugar del “brote”: “Si brota lo que está adentro de la tierra, esa es la semilla. La semilla no es ni tuya ni mía, la semilla la siembra Dios. Y es Dios es que da el crecimiento. Yo soy el brote, cada uno de nosotros puede decir. Sí, pero no por mérito tuyo” –ha planteado Francisco– “¿Y yo que tengo que hacer? Regarla, regarla para que eso crezca y llegue a esa plenitud del espíritu”.
“¿Cómo se puede regar esta semilla? Cuidándola. Cuidando la semilla y cuidando el brote que empieza a crecer. Cuidando la vocación que hemos recibido. Como se cuida a un niño, como se cuida a un anciano. La vocación se cuida con ternura humana”, ha indicado el Santo Padre.
El Papa exhortó a “cuidar con ternura” porque cada hermano del presbiterio, cada hermano de la conferencia episcopal, cada hermano o hermana de la congregación religiosa, cada hermano seminarista “es una semilla de Dios, y Dios la mira con ternura de padre”.
“Cuidar el brote, el brote de la buena semilla, e ir viendo como crece, e ir viendo como se distingue de la mala semilla y de la mala hierba”, ha aconsejado el Santo Padre.
“Espíritu de chisme”
La segunda idea que el Papa ha compartido con los religiosos, sacerdotes y seminaristas es que “en este jardín del Reino de Dios no hay solamente un brote, hay miles y miles de brotes, todos nosotros somos brotes, y no es fácil hacer comunidad, no es fácil”. Ha añadido que siempre las pasiones humanas, los defectos, etc, “amenazan la vida comunitaria, amenazan la paz”.
Nosotros ayer dimos gracias ayer “por el ejemplo que da Bangladesh en el diálogo interreligioso”, ha señalado el Pontífice. Bangladesh es uno de los mejores ejemplos de armonía religiosa, ha declarado Su Santidad. “Si ayer dijimos esto sobre el diálogo interreligioso, ¿vamos a hacer lo contrario dentro de nuestra fe, dentro de nuestras comunidades? Ahí también Bangladesh tiene que ser un ejemplo de la armonía”.
El enemigo de la armonía –ha dicho el Papa– es “el espíritu de chisme”. “Es terrorismo, terrorismo”: “Porque el que va a hablar mal de otro, habla a escondidas, tira la bomba y se va”, ha explicado. “Cuando tengas ganas de hablar mal de otro, muérdete la lengua, lo más normal es que te hinche”.
Francisco ha aclarado: “Puedes hacer dos cosas: Primera, si es posible, porque no siempre es posible, decírselo a la persona. Jesús nos da ese consejo. (…) Si no puedo decírselo a él, díselo a alguien que pueda poner remedio, en privado, en caridad”.
La alegría de servir a Dios
El tercer punto que Francisco ha destacado en su discurso es la “alegría”. En esta línea, ha exhortado: “Procurar tener, pedir, y tener espíritu de alegría. Sin alegría no se puede servir a Dios”.
Y ha contado a los religiosos: “Cuando me encuentro con monjas ancianas o monjes ancianos que han vivido mucho, los ojos son indescriptibles, llenos de alegría. (…) Tienen unos ojos pícaros, brillantes porque tienen la sabiduría del Espíritu Santo”.
En el encuentros estuvieron presentes algunos obispos y cardenales. Entre otros, el Cardenal Mons. Pietro Parolin, Secretario de Estado, Mons. Fernando Filoni (Evangelización de los Pueblos), Mons. Oswald Gracias (Bombay, India, Presidente de la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia), y Mons. Angelo Becciu, Sustituto del Secretario de Estado.
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