Las tradicionales posadas navideñas surgieron en México como una iniciativa evangelizadora de misioneros agustinos en el siglo XVI, que aprovecharon las celebraciones nocturnas de origen prehispánico que realizaban los indígenas pasada la mitad de diciembre para darles un nuevo significado, el de acompañar a Santa María y a San José en su camino hacia Belén.
Las posadas comenzaron con la celebración de nueve Misas, desde el 16 al 24 de diciembre. Con el tiempo, se añadieron otros elementos fuera de los templos, como la tradicional procesión de los peregrinos, el canto de la letanía mariana, la petición de la posada y las piñatas.
El P. Aguilar explicó que con la guía que propone “nadie tendrá pretexto para no realizar una posada. Hasta cuatro gentes que se junten, cinco, no importa”.
“Con esto pueden realizarla sin ningún problema, y en cualquier parte del mundo”, aseguró.
La guía publicada por el P. Aguilar incluye desde las primeras oraciones y lecturas bíblicas para comenzar la celebración, pasando por las letanías, para culminar con el tradicional canto de petición de la posada.
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