“Mi pensamiento se dirige en particular a las familias que en los últimos meses han perdido a un familiar o han sido afectadas por las consecuencias de la pandemia. Pienso también en los médicos, enfermeros y todo el personal sanitario cuyo gran compromiso al frente de la lucha contra la propagación del virus ha tenido repercusiones importantes en la vida familiar”, dijo el Papa en la biblioteca del palacio apostólico.
En esta línea, el Santo Padre encomendó también al Señor a “todas las familias, especialmente las más afectadas por las dificultades de la vida y por las llagas de la incomprensión y de la división”.
“Que el Señor, nacido en Belén, conceda a todos la serenidad y la fuerza para caminar unidos por el camino del bien”, rezó el Papa.
Previamente, el Pontífice destacó que "la familia evangeliza con el ejemplo de vida" y añadió que la familia de Nazaret es el modelo para todas las familias del mundo “en la que todas las familias del mundo pueden hallar su sólido punto de referencia y una firme inspiración”.
Por ello, el Papa animó a “redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza”.
Además, el Santo Padre invitó a no olvidar las “tres palabras que ayudarán mucho a vivir la unidad en la familia: ‘permiso’ para respetar a los otros; ‘gracias’, para agradecernos mutuamente en familia; y ‘perdón’ para cuando hacemos algo feo” y añadió que “ese perdón, o cuando se discute, por favor díganlo antes de que termine el día: hacer las paces antes de que termine el día”.
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