Según precisó el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral este 8 de agosto, “los notables progresos realizados en el campo de la inteligencia artificial tienen un impacto cada vez más profundo en la actividad humana, la vida personal y social, la política y la economía”.
Por ello, el Papa Francisco pide “un diálogo abierto sobre el significado de estas nuevas tecnologías, dotadas de un potencial disruptivo y de efectos ambivalentes”.
Además, la Santa Sede recuerda la necesidad “de estar vigilantes y trabajar para que en la producción y uso de estos dispositivos no arraigue una lógica de violencia y discriminación, a costa de los más frágiles y excluidos, ya que la injusticia y la desigualdad alimentan conflictos y antagonismos”.
“La urgencia de orientar de manera responsable la concepción y el uso de las inteligencias artificiales, para que estén al servicio de la humanidad y de la protección de nuestra casa común, exige que la reflexión ética se extienda al ámbito de la educación y del derecho”, se lee en el comunicado.
Asimismo, determina que “la protección de la dignidad de la persona y el cuidado de una fraternidad auténticamente abierta a toda la familia humana son condiciones indispensables para que el desarrollo tecnológico contribuya a promover la justicia y la paz en el mundo”.
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