Nacido en 1928, durante la Guerra Civil se ganó la vida recogiendo leña en el parque del Retiro en Madrid, a donde se desplazaron sus padres, Julián y Victoria, de quienes era el hijo mayor. Tuvo tres hermanas.
Comenzó sus primeras competiciones al cumplir 19 años, aunque no sería hasta 1954 cuando pudo dedicarse de manera profesional a este deporte. Ese mismo año se hizo con el premio al mejor escalador en el Tour de Francia.
En 1956 se casó con su mujer, Fermina Aguilar, en una ceremonia oficiada por el entonces Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Miranda y Vicente, quien falleciera apenas 4 años después a consecuencia de un accidente en la carretera.
El ansiado triunfo en la ronda gala llegó en 1959, siendo el primer español en alcanzar esta meta. Fue recibido como un héroe nacional en España y, muy en especial, en Toledo.
Siempre volvía a la catedral a rezarLa revista digital de la Catedral de Toledo publicó en 2017, con motivo de un homenaje que le brindó el ciclismo español, unas reflexiones del ciclista en las que da detalles de la estrecha relación de su familia con la seo de la ciudad manchega que se eleva sobre el río Tajo.
“Sinceramente, no recuerdo cuándo fue la primera vez que visité la Catedral de Toledo. Pero debió ser de niño ya que mis padres vinieron a Toledo en busca de trabajo cuando yo tenía 6 meses”, rememoraba entonces.
Durante su etapa profesional, el ciclista afirmaba haber estado “en todos los lados, en Roma con el Papa y en París con De Gaulle”, sin embargo, a su vuelta a casa iba “a la Catedral a rezar y a pedirle al Señor que me diera fuerza para seguir compitiendo”.
Tras la consecución del Tour entregó su camiseta de campeón a la Catedral: “Por eso decidí donar el maillot a la Primada, como agradecimiento a todo lo que me ha dado en la vida”.
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