En México, Juan Pablo Adame se convirtió en senador por un día. Su discurso ante el senado fue un hermoso mensaje sobre la vida
Juan Pablo Adame, senador suplente, tomó protesta y se convirtió en senador por un día después de que el titular le cediera su curul de manera temporal para permitirle presentar dosiniciativas relacionadas con la lucha contra el cáncer.
Desde la tribuna, y en presencia de su esposa, hijos, padres y más de 70 senadores, expuso su lucha contra el cáncer, enfermedad que lo ha llevado a pasar por tres cirugías y 11 sesiones de quimioterapia, con 13 más por delante.
El senador comenzó por relatar la situación de su enfermedad «para hacer conciencia de lo más importante que tenemos todos los seres humanos: la vida» y hablar «desde el corazón, desde lo más puro que tenemos todos, que es nuestra alma», pues considera que cada vida tiene un sentido único y vale por el simple hecho de existir.
Senado de México via Youtube
Durante su discurso recordó que, cuando comenzó el cáncer, recibió recomendaciones de no mostrar su enfermedad para no parecer débil y aseguró que las personas tienen la capacidad de vivir la enfermedad «con dignidad y amor», sin avergonzarse por su estado de salud «ni tener miedo al qué dirán».
Juan Pablo recibió su nombre en honor al Papa san Juan Pablo II y lo citó diciendo que:
Con el dolor la vida se hace más honda, más comprensiva, más humilde, más sincera, más solidaria, más generosa. En la enfermedad entendemos mejor que nuestra existencia es gratuita y que la salud es un inmenso don de Dios”.
Considerando que el cáncer le trajo cosas buenas y le dió la posibilidad de disfrutar la vida de una mejor manera, destacó el valor del acompañamiento y cariño de sus familiares, amigos y compañeros senadores que, como el buen samaritano, estuvieron «pendientes del caído, del encuentro del sano con el enfermo», y se expresó convencido de que el ser humano no está hecho para vivir en soledad.
Estos son los consejos que compartió:
- «Muestren su cuerpo y su espíritu como son. Háganlo auténticamente, sin cuidar las apariencias. Sepan que quienes los aman lo harán independientemente de su estado de salud y de la misma forma, quienes lo rechacen, lo iban a ser tarde o temprano».
- «Vivan, y vivamos, nuestra circunstancia con decoro y dignidad».
- «Déjense abrazar, abrazar lo más fuerte que puedan».
- «Gocen cada minuto con el ser amado».
- «Vivan con la esperanza de un mejor mañana y una vida eterna en paz».
- «No tengan miedo al compromiso ni pierdan al amor de su vida por ser demasiado calculadores o querer planear perfectamente el futuro».
- «Si ya tienen esa persona (cónyuge) pero la dinámica de la vida los ha alejado, no pierdan tiempo y busquen el encuentro. Perdónense, hablen lo que tengan que hablar y dense la oportunidad para amar profundamente, sin cálculos pragmáticos».
Expresó que como padre de familia, al recibir el diagnóstico, su primer miedo fue la posibilidad de perder su trabajo pues estaba consciente de que en México hay «experiencias inadmisibles en donde un enfermo carga con el cáncer y con la necesidad de pagar el tratamiento y el acompañamiento»; por ello, llamó a un mayor compromiso con los enfermos y con la discapacidad causada por los tratamientos tan fuertes como las quimioterapias.
El senador concluyó su discurso asegurando que Dios se reiría de él si nuevamente hiciera planes para el futuro después de que su cáncer llegara de manera intempestiva; sin embargo, confesó que hay una pregunta clave que ha buscado responder: “¿Para qué sigo aquí?” Esta es la respuesta que encontró:
“Sé que estoy aquí para amar más al prójimo, para hacer el mayor bien posible cada día de mi vida, para aprovechar cada oportunidad mientras respiro y para desarrollar mis talentos al servicio de la sociedad. Sé que estoy aquí para entregarme en cuerpo y alma en la búsqueda de mi salvación a través del amor incondicional hacia los demás, empezando por mi esposa y mis tres hijos. Honrando a mis padres, dando gracias y aprovechando cada segundo sano en mis actividades y cada segundo en las personas que me hagan bien y que yo pueda hacerles el bien. ¿Cuánto tiempo me queda? No lo sé. Y nadie lo sabe. Pero nunca me sentí tan vivo como cuando estuve cerca de la muerte. Sentirla me hizo más consciente de cómo quiero vivir el resto de mi vida”.
Su historia hizo historia
Las dos iniciativas que presentó -la primera para aumentar el presupuesto federal destinado a la atención del cáncer, y la segunda para apoyar a las familias del paciente de manera subsidiaria para que puedan acompañar y atender a sus enfermos- fueron aprobadas por unanimidad.
“El poder es para servir y servir a los demás. Servir al bien común”.
Juan Pablo Adame
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