Santa Margarita María Alacoque, Promotora del Sagrado Corazón de Jesús: Vida religiosa


Después de su profesión, destacó entre sus hermanas por su fervor ante el Santísimo Sacramento y por ser obediente en todo, cumpliendo fielmente sus obligaciones. La Superiora le encargó ser ayudante de la hermana enfermera y se dedicó a este oficio con una caridad sin límites. Sin embargo, tuvo mucho que sufrir, ya que la enfermera casi nunca aprobaba lo que ella hacía y, aunque Margarita ponía todo su empeño en cumplir su oficio, nunca llegaba a contentarla a pesar de tomar para sí los trabajos más penosos y lo más costoso a la naturaleza.

Dice: Me emplearon en la enfermería y Dios sólo puede conocer lo que tuve que sufrir allí. El demonio me hacía caer con frecuencia y romper cuanto tenía en las manos y, después, se burlaba de mí, riéndose en mi misma cara, diciendo: “Torpe, jamás harás nada de provecho”. Me quedaba con tal tristeza que no sabía qué hacer, ya que con frecuencia me quitaba hasta el poder decírselo a nuestra Madre, porque la obediencia abatía y disipaba todas sus fuerzas (26).

Por otra parte, como religiosa, era un modelo. En la despensa se hacía servir unas porciones que jamás se hubiera atrevido a presentar a otra. Apenas oía la campana, lo dejaba todo para acudir a su oficio sin miramiento a su estado y sin permitirse el menor alivio.
No se desdeñaba de ocuparse en las cosas más penosas, ni dispensarse de nada y le sucedía llevar pesos superiores a su fuerzas, buscando en todo mortificación. Recogía todos los pedazos de pan mordidos y poco limpios que habían caído al suelo, llenos de polvo, y, poniéndolos en una escudilla, los llevaba a la cocina para que hiciesen con ellos su sopa. Sin reparar en más, echaba así el caldo hasta que una de las hermanas lo vio y quedó muy sorprendida. Era muy ordinario en ella hacer cosas parecidas a ésta para vencer su natural repugnancia, pues tenía una gran aversión a todo lo que fuese suciedad o poca limpieza (27).

Era siempre de las primeras en acudir a los trabajos comunes y se daba a ellos con tanta asiduidad que era preciso que interviniese la obediencia para retirarla de allí. Estaba tan desprendida de todas las cosas que rehusó una pensión vitalicia que sus parientes quisieron darle. Iba con frecuencia a ofrecer sus servicios a las hermanas de la cocina, ya fuera para llevar leña, ya para lavar la loza o para otra cosa cualquiera. En una ocasión, en que estaba más ocupada que de ordinario, siendo asistente, fueron a rogarle que las ayudase. Había comenzado a barrer el coro y lo dejó para ir a donde la caridad la llamaba y con esto se olvidó de volver para acabar el barrido. Estando así el coro, tocaron al oficio y halló en esto una sensible mortificación. Esta era de ordinario su recompensa, porque Dios permitía que tuviera frecuentes olvidos para proporcionarle ocasiones de humillación y mortificación, que eran las virtudes queridas de su Corazón (28).
Cuando iba al coro a rezar el oficio divino, gozaba en extremo cantando las alabanzas a su Señor. En una oportunidad estaba triste por estar afónica y no poder cantar. Nos dice: La víspera de la fiesta de la Visitación en Maitines, no pudiendo cantar, tenía los brazos cruzados dentro de las mangas. Vino a posarse en ellos una luz divina bajo la figura de un niñito, o más bien de un sol resplandeciente, que me hizo decir en un silencio profundo: “Señor mío y Dios mío, ¿por qué exceso de amor abajas así tu grandeza infinita? Temiendo que fuese un ángel de Satanás, le hice esta petición: “Si eres Tú, oh Dios mío, haz que cante ahora tus alabanzas”. Y prosiguiendo el “Te Deum” con el coro sentí la voz libre y más potente que nunca. Y así se pasó lo que faltaba de Maitines sin que todas las caricias con que me honraba su bondad, me tuviesen menos atenta al Oficio (29).

26 Autobiografía, p. 74.

27 Contemporáneas, p. 93.

28 Ib. p. 171.

29 Escritos de la Madre Saumaise, Gauthey, vol 2, p. 123.

Tomado de:
Santa Margarita María de Alacoque y el Corazón de Jesús
Padre Ángel Peña O.A.R.
Lima - Perú

Nihil Obstat
P. Ignacio Reinares
Vicario Provincial del Perú
Agustino Recoleto

Imprimatur
Mons. José Carmelo Martínez

Tu hermano y amigo del Perú.
P. Ángel Peña O.A.R.
Parroquia La Caridad
Pueblo Libre - Lima - Perú
Teléfono 00 (511) 4615894
Obispo de Cajamarca (Perú)

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