Lo certifican los más de 3 millones de jóvenes, 1.500 obispos y 11.000 sacerdotes procedentes de 190 países; así como los 45.000 voluntarios y 15.000 agentes de seguridad que participaron.
El evento fue seguido por prensa, radio, tv y redes sociales, gracias a la reseña de 6.000 periodistas. Durante la pre-jornada marcaron “me gusta” 1 millón 122 mil usuarios en Facebook. Y apenas llegó el Papa Francisco a Brasil, el 22 de julio, ocurrieron en Twitter más de 3 millones de menciones sobre la JMJ Río 2013.
El martes 23 se registraron 805 mil menciones con etiquetas (hashtag) ligadas al evento. A diario los HT fueron Trending Topic (tendencia mundial) en Twitter. Ni qué decir de la repercusión del tuit de agradecimiento del Pontífice, que alcanzó 18 millones de impresiones.
La web www.rio2013.com superó en sólo 3 días las 600 mil visitas. La mayoría desde zona carioca (62%), seguida por accesos en inglés (13%) y español (11%).
El número de turistas –catalogado como “el más alto para una sola ciudad brasileña en un evento específico”- batió récord de afluencia, de acuerdo con el Ministerio de Turismo de Brasil. Más de 2 millones visitaron Río generando ingresos superiores a los 531,9 millones de dólares, según cifras oficiales.
Muchos quedaron impactados por Francisco y los jóvenes; uno de ellos el vaticanista John L. Allen, quien escribió en National Catholic Reporter: “Encuestas en todo el mundo muestran cifras de aprobación envidiables para cualquier político o celebridad, mientras que grandes multitudes acompañan al Papa en actividades rutinarias”.
Entre los asistentes a la Misa de envío en Copacabana estuvieron los presidentes de Brasil, Argentina y Bolivia: Dilma Rousseff, Cristina Fernández y Evo Morales.
Éxito rotundo la primera JMJ liderada por Francisco, tras su insistente clamor a los jóvenes, incluso desde una favela. El Papa fue claro: no tengan miedo de seguir y anunciar a Cristo. ¡Formen lío, despierten! No licúen la fe. Mensaje similar a sacerdotes: ¡Salgan a evangelizar! ¡No podemos seguir aislados!
Imposible olvidar los testimonios y la odisea que vivieron miles de jóvenes –como los venezolanos- para poder acudir, pese a las dificultades para adquirir visas.
No obstante, ¡querer es poder!, como dejó claro Facundo, el argentino que con 18 años de edad, cargado de mapa, mochila y oración caminó 3.000 kilómetros hasta llegar a Río para estar en la fiesta mundial de la juventud de la Iglesia.
Con Facundo recordamos que la fe mueve montañas y que el amor a Dios todo lo puede… A él lo motivó Francisco: “Un cristiano siempre debe ser feliz. El dinero sólo da seguridad; pero Jesús da confianza y esperanza”. Una esperanza que se multiplica por millones cuando vemos este impresionante despertar de la juventud del planeta.
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