La exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’, publicada por el Papa Francisco en la clausura del Año de la fe (noviembre de 2013), presenta numerosos análisis y reflexiones sobre temas de gran importancia para la Iglesia y para la sociedad. Surge espontánea la pregunta: ¿cuáles son las fuentes usadas para la elaboración del texto?
El mismo documento ofrece material abundante para la respuesta desde las muchas citaciones. Pero no todo el material usado aparece en las notas, y por eso conviene seguir estudiando las fuentes usadas por el Papa al redactar este documento.
Una parte importante de la exhortación procede de una conferencia, luego publicada, que impartió el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio en el año 2010, en el marco de la conmemoración del bicentenario de la independencia de Argentina. La conferencia tenía como título “Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad 2010-2016. Nosotros como ciudadanos, nosotros como pueblo”. Fue pronunciada en Buenos Aires dentro de la XIII Jornada Arquidiocesana de Pastoral Social, el día 16 de octubre de 2010.
Los nn. 221-237 de la ‘Evangelii gaudium’ reproducen con bastante fidelidad, sin citar la fuente, los principios de la sección 4 de la conferencia del año 2010. Esos principios son los siguientes, según el texto de 2010: “El tiempo es superior al espacio, la unidad es superior al conflicto, la realidad superior a la idea, el todo es superior a la parte”.
En las enunciaciones de esos principios hay dos pequeños cambios en ‘Evangelii gaudium’. La exhortación apostólica formula el segundo principio como “la unidad prevalece sobre el conflicto”, y el tercero como “la realidad es más importante que la idea”. Los otros dos principios son reproducidos, en cuanto a sus enunciados, sin modificaciones respecto del texto de 2010.
Podríamos indagar en años anteriores y encontraríamos, por ejemplo, que los cuatro principios ya estaban presentes el año 2005 en otra conferencia del entonces cardenal Bergoglio, con una formulación sintética que reproduzco acompañada por el contexto en la que se ofrece:
“Ser fieles a nuestra misión es cuidar este ‘rescoldo’ del corazón, cuidarlo de las cenizas tramposas del olvido o de la presunción de creer que nuestra Patria y nuestra familia no tienen historia o que la han comenzado con nosotros. Rescoldo de memoria que condensa, como la brasa al fuego, los valores que nos hacen grandes: el modo de celebrar y defender la vida, de aceptar la muerte, de cuidar la fragilidad de nuestros hermanos más pobres, de abrir las manos solidariamente ante el dolor y la pobreza, de hacer fiesta y de rezar; la ilusión de trabajar juntos y -de nuestras comunes pobrezas- amasar solidaridad, convenciéndonos una vez más que el todo es superior a la parte, el tiempo superior al espacio, la realidad es superior a la idea y la unidad es superior al conflicto. Estas cuatro coordenadas son la referencia segura para testear cotidianamente las situaciones” (exposición en la VIII Jornada de Pastoral Social, 25 de junio de 2005; cf. también la homilía pronunciada en 1999 con motivo del Te Deum de acción de gracias, en la catedral metropolitana de Buenos Aires).
No me detengo a realizar un análisis detallado sobre los cambios, supresiones o añadidos, que van desde el texto-conferencia de 2010 hasta la redacción de 2013, pero evidenciarlos podría ser útil para comprender aspectos interesantes en la elaboración de una exhortación apostólica que necesita ser estudiada en profundidad. Igualmente sería oportuno indagar de qué fuentes proceden los cuatro principios que el Papa Francisco considera tan importantes para haberlos reproducido en un documento que se dirige a la Iglesia universal.
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