La sensibilidad social hacia todo lo que se refiere a los datos del paro, el principal problema diario de la economía española, exige una especial cautela a la hora de hacer interpretaciones sobre la evolución del mercado laboral en España. Los datos del descenso del paro durante el mes de diciembre, con una caída de los parados registrada por los servicios públicos de ciento siete mil personas, son buenos. Especialmente significativo es que el número de afiliados a la Seguridad Social se incrementa en 64.000 personas, lo que supone la mayor creación de empleo de un mes de diciembre desde 2001.
La pregunta sigue siendo si esta caída del paro significa el principio del fin de la crisis efectiva de la economía y si se confirma que la reforma laboral puesta en marcha por el gobierno está consiguiendo que la apuntada recuperación incida en uno de los más graves problemas de nuestra sociedad. En el descenso del desempleo influye que mucha gente haya dejado de demandarlo. Todavía sufriremos altas tasas de paro en los próximos meses, por lo que debemos ser prudentes. La creación de trabajo debe seguir siendo una de las prioridades de la política económica del gobierno de Rajoy, máxime en algunos sectores como el de los jóvenes, cuya tasa de paro es superior a la de Grecia, lo que está abocando a una generación a la frustración y al fracaso.
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